El reconocido economista, habitual en tertulias y medios de comunicación por sus análisis directos y sin rodeos, ha generado una auténtica tormenta en redes sociales al cuestionar la fórmula que se aplica actualmente. En sus palabras, el modelo vigente es “café para todos”, y lo considera profundamente injusto porque obliga a contribuir tanto a los que usan las autovías a diario como a aquellos que apenas pisan una carretera interurbana.
Su planteamiento rompe con la tradición española, donde el mantenimiento de la mayor parte de la red viaria se financia desde los Presupuestos Generales del Estado. Es decir, todos pagamos, circulemos mucho, poco o nada. Niño Becerra propone un cambio radical: que cada persona o empresa pague en función del uso real que haga de las infraestructuras y, además, teniendo en cuenta el peso de los vehículos que circulan. Para él, solo así se conseguiría justicia contributiva y se pondría fin a un modelo que no distingue entre usuarios intensivos y ciudadanos que ni siquiera conducen.
4Un modelo europeo sin consenso

La idea de pagar por el uso de las carreteras no es exclusiva de Niño Becerra. La Unión Europea lleva años recomendando que los Estados miembros implanten sistemas en los que el usuario asuma directamente los costes de mantenimiento. Países como Francia, Italia o Portugal ya aplican de manera extensa los peajes, y otros como Austria o Suiza optan por viñetas que se renuevan anualmente.
España es la excepción: solo alrededor del 10% de la red está sujeta a peaje. La inmensa mayoría de las autovías se financian con impuestos generales. El problema es que el déficit de mantenimiento supera los 9.000 millones de euros, según varias asociaciones del sector, y cada año la brecha aumenta. El resultado son firmes deteriorados, señalización deficiente y mayor riesgo de accidentes. Niño Becerra considera que mantener este sistema es insostenible y que, antes o después, España deberá alinearse con Europa, aunque reconoce que políticamente es una decisión impopular.