Los neumáticos son uno de los elementos más importantes de cualquier coche y, paradójicamente, también de los más olvidados. Su función va mucho más allá de rodar: son los responsables de que el vehículo se adhiera correctamente al asfalto, garanticen una buena frenada y mantengan la estabilidad en todo tipo de condiciones. Sin embargo, muchos conductores posponen su sustitución hasta que el desgaste es evidente o, peor aún, hasta que un reventón o un deslizamiento inesperado les recuerda que el tiempo de reacción ya pasó.
Saber cuándo cambiar los neumáticos no debería ser una incógnita. Existen señales claras que cualquier automovilista puede identificar a simple vista o sentir durante la conducción. Ignorarlas no solo aumenta el riesgo de accidente, sino que también puede implicar multas y la imposibilidad de superar la ITV. Por eso, en Motor16 repasamos las claves para que nunca te pille por sorpresa el momento de renovar las gomas de tu coche.
1Profundidad del dibujo: el primer indicador de seguridad

El dibujo de los neumáticos no está ahí por estética, sino para evacuar el agua, mejorar la tracción y garantizar que el coche mantenga la trayectoria. La ley establece un mínimo de 1,6 mm de profundidad, pero en la práctica los expertos recomiendan cambiar las gomas cuando bajan de los 3 mm, especialmente si conduces con frecuencia bajo la lluvia.
Comprobarlo es muy sencillo: basta con utilizar un profundímetro o incluso una moneda de un euro. Si el borde dorado sobresale al introducirla en el surco, es hora de cambiar. Circular con neumáticos por debajo del límite legal no solo compromete tu seguridad, también puede acarrear una multa de 200 euros por rueda en mal estado. Una señal que no conviene pasar por alto.