‘Primer plano’ es mucho más que una simple serie en el Museo Mercedes-Benz; es una ventana hacia el fascinante mundo de la automoción, donde cada entrega es una oportunidad para sumergirse en la historia, la innovación y el diseño excepcional de los vehículos que han dejado una huella imborrable en la industria. En esta ocasión, el foco está puesto en una verdadera joya sobre ruedas: el Mercedes-Benz 500 K Special Roadster (W 29), una obra maestra que sigue deslumbrando a los aficionados incluso después de décadas desde su debut.
Mercedes 500 K Special Roadster, obra de arte

El 500 K Special Roadster es más que un automóvil; es una obra de arte sobre ruedas que encarna la elegancia y el lujo de la época dorada del automovilismo. Desde su presentación en el Salón Internacional del Automóvil de Berlín en 1934, este vehículo ha capturado la imaginación de admiradores de todo el mundo.
Su diseño, obra del estilista Friedrich Geiger, es un testimonio de la exuberancia y el glamour de los ‘locos años veinte’, con sus líneas elegantes y aletas curvadas que lo hacen destacar entre la multitud.
Pero el atractivo del 500 K Special Roadster va más allá de su imponente presencia exterior. En su interior, se encuentra un espacio que evoca la elegancia de un salón de alta sociedad, con detalles meticulosamente elaborados a mano que crean un ambiente de lujo y refinamiento. Cada aspecto del vehículo, desde el cuero de la tapicería hasta el salpicadero con instrumentos que parecen sacados de un taller de relojería, está diseñado para deleitar los sentidos y ofrecer una experiencia de conducción incomparable.
No es un biplaza como tal
El roadster no es un biplaza. La trampilla detrás del interior abre otro banco, comúnmente conocido como el ‘asiento de la suegra’. El escalón facilita la entrada.

Sin embargo, lo que realmente distingue al 500 K Special Roadster es su rendimiento excepcional. Equipado con un motor sobrealimentado M 29 que ofrecía una potencia impresionante, este automóvil es capaz de alcanzar velocidades vertiginosas con una seguridad y estabilidad incomparables.
El motor ofrece 74 kW (100 CV) y 118 kW (160 CV) con el sobrealimentador activado. El soplador Roots de dos palas situado delante del carburador se activa moviendo el pedal del acelerador más allá de un punto de presión alcanzado en la posición de aceleración máxima (efecto kickdown). Esto provoca el característico rugido del sobrealimentador y un aumento de potencia inmediatamente perceptible.
Su suspensión innovadora, tomada del Mercedes-Benz 380 (W 22), asegura un manejo suave y ágil, incluso a altas velocidades, estableciendo un estándar de excelencia en ingeniería automotriz que perdura hasta el día de hoy.
Solo se fabricaron 342 unidades
Pero más allá de sus características técnicas y su diseño deslumbrante, el 500 K Special Roadster es un símbolo de exclusividad y distinción que destaca en el museo de la marca alemana. Con solo 342 ejemplares producidos entre 1934 y 1936, este automóvil es una verdadera rareza que despierta el interés de coleccionistas y entusiastas de todo el mundo. Su legado perdura hasta nuestros días, con ejemplares originales alcanzando precios exorbitantes en subastas de prestigio, mientras que las imitaciones, aunque bien intencionadas, nunca pueden igualar la autenticidad y el valor de los vehículos originales producidos en Sindelfingen.

El Mercedes-Benz 500 K Special Roadster (W 29) es mucho más que un automóvil; es una obra maestra de la ingeniería y el diseño que continúa cautivando a quienes tienen el privilegio de contemplarlo. A través de la serie ‘Primer plano’, el Museo Mercedes-Benz nos invita a descubrir la historia detrás de esta extraordinaria creación, celebrando su legado y su impacto duradero en el mundo del automovilismo. Pocas marcas miman con tanta dedicación su gran legado de coches clásicos.










