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martes, 26 agosto 2025

Ojo con dónde o cómo aparcas, estas son las multas más comunes del verano

Aparcar en verano puede ser un reto. Normativas locales, zonas reguladas, espacios reservados o playas con acceso restringido multiplican el riesgo de sanción. Te contamos cuáles son las multas más comunes y cómo esquivarlas para disfrutar sin sobresaltos.

El verano es sinónimo de vacaciones, descanso y desconexión, pero también de desplazamientos masivos por carretera y, con ello, de un problema recurrente: encontrar aparcamiento. Ya sea en el centro de una ciudad turística, en un pueblo costero o cerca de una playa, el simple hecho de estacionar el coche puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Y, lo que es peor, muchas veces la desesperación o el desconocimiento de las normas termina en sanciones que pueden amargar cualquier escapada.

Las cifras hablan por sí solas: cada verano, miles de conductores en España reciben multas de estacionamiento, en gran parte por no conocer las normativas específicas que se aplican en los meses estivales. Desde los horarios del SER en Madrid hasta las restricciones de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en Barcelona, pasando por las ordenanzas especiales en zonas de playa y parques naturales, las posibilidades de equivocarse son muchas. Sin embargo, con un poco de planificación y prestando atención a las señales, es posible disfrutar de las vacaciones sin sumar gastos extra por sanciones evitables.

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Aparcar en aceras, pasos de peatones o zonas prohibidas

Fuente: Pons Seguridad Vial

Aunque pueda parecer evidente, cada verano miles de conductores son sancionados por estacionar en lugares claramente prohibidos como aceras, pasos de peatones o paradas de autobús. Estas conductas, además de peligrosas porque obstaculizan el paso de peatones o el transporte público, están consideradas infracciones graves. El importe de la sanción suele rondar los 200 euros.

Lo mismo ocurre con las plazas reservadas para personas con movilidad reducida. Aparcar en ellas sin autorización es una falta muy grave, no solo por la multa económica —que puede llegar a los 200 euros—, sino también por la falta de respeto hacia quienes realmente necesitan esos espacios. La presión de encontrar un hueco libre no justifica este tipo de comportamientos.

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