El verano es sinónimo de vacaciones, descanso y desconexión, pero también de desplazamientos masivos por carretera y, con ello, de un problema recurrente: encontrar aparcamiento. Ya sea en el centro de una ciudad turística, en un pueblo costero o cerca de una playa, el simple hecho de estacionar el coche puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Y, lo que es peor, muchas veces la desesperación o el desconocimiento de las normas termina en sanciones que pueden amargar cualquier escapada.
Las cifras hablan por sí solas: cada verano, miles de conductores en España reciben multas de estacionamiento, en gran parte por no conocer las normativas específicas que se aplican en los meses estivales. Desde los horarios del SER en Madrid hasta las restricciones de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en Barcelona, pasando por las ordenanzas especiales en zonas de playa y parques naturales, las posibilidades de equivocarse son muchas. Sin embargo, con un poco de planificación y prestando atención a las señales, es posible disfrutar de las vacaciones sin sumar gastos extra por sanciones evitables.
1Zonas reguladas en grandes ciudades en verano

En ciudades como Madrid o Barcelona, el verano no significa vacaciones para las normas de estacionamiento. El Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), por ejemplo, sigue activo en agosto aunque con horarios adaptados. En Madrid, estacionar sin ticket o exceder el tiempo máximo permitido puede costar alrededor de 90 euros, aunque la sanción se reduce a la mitad si se paga pronto. Muchos conductores creen que durante el verano las normas se relajan, pero lo cierto es que la vigilancia se mantiene igual de estricta y cualquier despiste puede salir caro.
A esto se suman las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), que funcionan los 365 días del año, sin importar la temporada. En Barcelona o Madrid, los vehículos sin etiqueta ambiental no pueden circular ni aparcar en determinadas áreas, salvo los residentes autorizados. La multa por infringir esta norma asciende a 200 euros, lo que convierte a estas restricciones en una de las sanciones más temidas y frecuentes para los visitantes que no conocen las particularidades locales.