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miércoles, 16 julio 2025

La multa de hasta 200 euros que la DGT te puede poner mientras conduces

Una acción muy común entre los conductores podría llevar a una sanción económica si la DGT la considera un riesgo para la seguridad vial. Se trata de algo tan habitual como beber agua mientras se conduce. Es una actividad inofensiva, especialmente durante los días de calor, cuando la hidratación es fundamental, pero va en contra de las normas de tráfico.

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La Dirección General de Tráfico está cada vez más atenta a cualquier acción que pueda suponer una distracción para el conductor, y el hecho de ingerir bebidas al volante se suma a una lista creciente de actividades que, aunque parezcan mínimas, pueden poner en riesgo la seguridad. En función de cómo y cuándo se realice, beber agua podría conllevar sanciones que oscilan entre los 80 euros, en el caso de que se considere una infracción leve, y hasta 200 euros si se determina que supone un riesgo grave.

¿Por qué la DGT decide sancionar una acción tan común?

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Para la DGT, cualquier comportamiento que implique apartar las manos del volante o desviar la atención visual y cognitiva puede poner en peligro tanto al conductor como al resto de los usuarios de la vía. Incluso un acto breve, como destapar una botella y beber unos sorbos, puede aumentar el tiempo de reacción en caso de un imprevisto. En una fracción de segundo, un conductor podría perder el control, y un simple gesto como este podría transformarse en un riesgo de accidente.

La normativa no menciona específicamente la prohibición de beber agua al volante, pero la Ley de Tráfico y Seguridad Vial sanciona cualquier conducta que impida al conductor «mantener la libertad de movimientos» y la «atención permanente a la conducción». Por esta razón, la Dirección General de Tráfico puede decidir multar con base en una interpretación de la ley que abarque acciones que, aunque no sean extremadamente peligrosas en sí mismas, pueden suponer una distracción.

Una multa de 200 euros por parte de la DGT

Una multa de 200 euros por parte de la DGT

La cifra máxima de 200 euros se impone principalmente en situaciones en las que el acto de beber provoca una pérdida evidente de control sobre el vehículo, como cuando se realiza en momentos de tráfico denso, curvas peligrosas o altas velocidades. En estos contextos, la distracción temporal podría tener consecuencias mucho mayores. Esto ha abierto un debate en España sobre la pertinencia de este tipo de multas, que algunos consideran excesivas, mientras que otros apoyan por su intención de reducir cualquier posibilidad de accidente.

La recomendación para los conductores es clara: si sienten la necesidad de hidratarse, lo ideal es detenerse en un lugar seguro, como un área de descanso o una gasolinera, y realizar la pausa necesaria. Este tipo de paradas no solo previenen multas, sino que ayudan a evitar accidentes relacionados con la distracción. La DGT, a través de campañas de concienciación, busca inculcar esta precaución en los conductores, recordando que incluso los actos más simples pueden tener consecuencias imprevistas al volante.

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