En el asfalto de la información, el estado de nuestros vehículos es una cuestión de seguridad vial y responsabilidad ciudadana. Anualmente, miles de automóviles atraviesan el umbral de las estaciones de Inspección Técnica de Vehículos (ITV), el filtro gubernamental que certifica que un coche es apto para circular.
Sin embargo, no todos superan esta prueba con éxito. Los motivos para ser rechazado en la ITV pueden ser diversos, pero hay tres que, por su frecuencia y relevancia, destacan sobre los demás.
EMISIONES CONTAMINANTES: UN AIRE MÁS LIMPIO, UN MOTOR MÁS SANO

La calidad del aire es fundamental para la salud pública y la preservación del medio ambiente. Los vehículos, en especial aquellos de mayor antigüedad, pueden convertirse en fuentes significativas de contaminación si no se mantienen adecuadamente. En la ITV, se mide el nivel de gases expulsados por el tubo de escape, siendo este uno de los principales factores de rechazo. Un motor que no cumple con los límites de CO2 establecidos puede señalarse como no apto, y con ello, forzar a su propietario a realizar las reparaciones necesarias para reducir la contaminación generada.
Los sistemas de control de emisiones, como el catalizador y la sonda lambda, juegan un rol crucial en la reducción de gases nocivos. En caso de fallo o funcionamiento inadecuado de estos componentes, el vehículo verá aumentadas sus posibilidades de ser rechazado. Además, un mantenimiento deficiente que resulte en una combustión incompleta también contribuirá a un incremento en los niveles de emisiones.
La legislación española se ha vuelto más estricta en los últimos años en cuanto a emisiones se refiere, alineándose con los estándares europeos. Esto implica que automóviles que en el pasado podrían haber pasado la inspección, ahora pueden encontrar obstáculos si no cuentan con la tecnología adecuada para limitar sus emisiones. La adopción de medidas como la normativa Euro 6 busca disminuir la polución vehicular y es un factor determinante en las inspecciones técnicas.
Finalmente, no podemos olvidar el impacto del «Dieselgate» y escándalos similares, donde se evidenció que algunos fabricantes manipulaban las emisiones en pruebas de laboratorio. Este tipo de prácticas ha aumentado la rigurosidad de las pruebas, reforzando la necesidad de una supervisión exhaustiva y una mayor trasparencia en la medición de emisiones.
ELEMENTOS DE SEGURIDAD: PILARES FUNDAMENTALES PARA LA CIRCULACIÓN
La seguridad al volante no es negociable. Durante la inspección técnica, se revisan con detenimiento todos los sistemas de seguridad del vehículo, siendo cualquier fallo en estos una causa directa de rechazo. Entre los puntos más críticos se encuentra el estado de los frenos, unos de los elementos más importantes para asegurar la detención del vehículo en caso necesario. Un desgaste excesivo de las pastillas o discos de freno, así como problemas en los sistemas hidráulicos o electrónicos que los gestionan, pueden derivar en un veredicto negativo.
Otro punto de atención son los neumáticos. Una banda de rodadura desgastada más allá del límite legal, o la presencia de daños visibles como cortes o deformaciones, son motivos suficientes para una suspensión en la ITV. La profundidad del dibujo de los neumáticos no debe ser inferior a 1,6 milímetros, cifra que garantiza una adherencia y evacuación del agua adecuadas.
En la misma línea, el sistema de dirección es vital para la maniobrabilidad y control del vehículo. Fallos en la dirección asistida, desgaste en la cremallera de dirección o en las rótulas pueden resultar en un control inseguro del coche, una situación que los inspectores de la ITV no pueden pasar por alto.
Los cinturones de seguridad, airbags y otros dispositivos de retención también están sujetos a análisis. Un cinturón de seguridad que no enrolla correctamente o un airbag con el testigo luminoso activado pueden significar una amenaza para la integridad de los pasajeros y, por ende, otro posible motivo de reprobación.
ILUMINACIÓN: UN ASPECTO LUMINOSO DE LA SEGURIDAD VIAL SEGÚN LA ITV

La correcta iluminación del vehículo es esencial no solo para ver, sino también para ser visto en la carretera. Durante la inspección en la ITV, se verifica el funcionamiento de todas las luces: faros delanteros, traseros, intermitentes, luz de freno, entre otras. Una alineación incorrecta de los faros, que pueda deslumbrar a otros conductores o no iluminar suficientemente la vía, es uno de los motivos más comunes que acarrean un suspenso.
Asimismo, la intensidad y el color de la luz emitida deben ser los adecuados; cualquier desviación puede ser motivo de fallo. Un faro con el vidrio opaco o roto, que disminuya la salida de luz, también se considera una falta. Del mismo modo, la presencia de bombillas fundidas es un fallo claro y directo.
La tendencia hacia el uso de tecnologías más avanzadas, como los LED o los sistemas de iluminación adaptativa, ha elevado el estándar de lo que se espera en términos de iluminación vehicular. Aunque estos sistemas ofrecen mayor durabilidad y eficiencia, su reparación o reemplazo puede ser más costoso y complejo, lo cual es un factor a considerar al momento de la revisión técnica.
DOCUMENTACIÓN Y LEGALIDAD DEL VEHÍCULO
En primer lugar, se encuentra un pilar fundamental que sostiene todo el procedimiento de inspección, y no es otro que la documentación reglamentaria del vehículo. Documentos como la ficha técnica, el permiso de circulación y el seguro obligatorio deben estar en regla y presentarse actualizados en el momento de la inspección. Una falta de coincidencia con los datos técnicos del vehículo, o la carencia de alguno de estos papeles, puede suponer un motivo de rechazo inmediato.
Además, la ITV se encarga de cotejar que las características del vehículo coincidan con las homologaciones oportunas. Esto incluye modificaciones en la carrocería, añadidos en el equipamiento o cambios en el sistema mecánico del vehículo que no estén reflejados en la ficha técnica. El cumplimiento de estas normas garantiza que todas las transformaciones sean seguras y estén acordes con la legislación vigente.
ESTADO GENERAL DEL VEHÍCULO

Otro aspecto que puede incidir en el resultado de la ITV es el estado general de conservación del vehículo. Esto abarca detalles que van más allá de los sistemas mecánicos o electrónicos. Por ejemplo, el estado de la carrocería y el habitáculo. Un vehículo con signos evidentes de corrosión estructural, o con perforaciones que afecten a su rigidez, supone un riesgo para la seguridad y puede ser causa de desaprobación.
La revisión incluye también la comprobación de elementos como las puertas, los anclajes de los asientos, los espejos o la presencia de aristas cortantes que puedan derivar en lesiones durante un accidente. La visibilidad del conductor es otra cuestión relevante; si el parabrisas presenta fisuras o el campo de visión del conductor está obstruido, los riesgos para la circulación incrementan y, por ende, la ITV lo reflejará en su dictamen.
ESCAPES DE FLUIDOS Y SUSPENSIÓN
La tercera dimensión a considerar son los sistemas de suspensión y la estanqueidad del vehículo. La suspensión tiene un papel crucial en el comportamiento dinámico del vehículo y, si presenta fisuras, fugas o un desgaste anómalo de sus componentes, la seguridad en la carretera puede verse seriamente comprometida.
En paralelo, cualquier tipo de fuga de fluidos como aceite, líquido refrigerante o de frenos, debe ser corregida. La ITV no solo se centra en las emisiones gaseosas, sino también en la prevención de contaminación por líquidos o el riesgo de incendio que podrían entrañar estos escapes. La preservación del medioambiente y la prevención de accidentes son razones de peso para que los inspectores presten especial atención a este ámbito.
AVANCES TECNOLÓGICOS Y NUEVAS NORMATIVAS

Finalmente, resulta esencial tener en cuenta el papel de los avances tecnológicos en los sistemas de diagnóstico a bordo, también conocidos como OBD por sus siglas en inglés. Estos sistemas informáticos, presentes en los vehículos modernos, proporcionan información valiosa sobre el estado y funcionamiento de diversos componentes electrónicos y mecánicos. Durante la ITV, se realiza una lectura de los códigos de error que pueden estar registrados en el OBD y cualquier anomalía detectada puede resultar en un suspenso.
A medida que la industria automovilística evoluciona, con ella lo hacen las normativas de inspección, adaptándose a los nuevos tipos de motorización como los vehículos eléctricos o híbridos. En estos casos, se evalúan aspectos específicos como la batería, los sistemas de almacenamiento de energía o la integración de los motores eléctricos con el sistema de tracción tradicional. La constante actualización de estas normativas es un reflejo del compromiso con la innovación y seguridad, velando por que los vehículos de nueva generación también estén alineados con los estándares de circulación.
En la amalgama de posibilidades que conforman una inspección técnica vehicular, la vigilancia de estos principios aporta un marco robusto para que la ITV cumpla con su cometido: promover la seguridad vial y el respeto al medio ambiente. Los conductores deben ser conscientes de que estos criterios no solo atienden a la legalidad, sino que representan un ejercicio de responsabilidad que repercute tanto en su bienestar personal como en el colectivo de la sociedad en la que circulan.