Después de unas vacaciones junto al mar, nuestro coche queda expuesto a factores que pueden acortar su vida útil. La arena se cuela por cualquier rincón y el salitre del ambiente se deposita sobre la carrocería, cristales e incluso zonas mecánicas. A medio plazo, no lavar correctamente el vehículo puede hacer que esas pequeñas partículas afecten su buen funcionamiento.
Aclarar el coche tras haber estado en la playa no es solo una cuestión de estética, sino de seguridad, salud y ahorro en mantenimiento. Pero no basta con pasar un trapo o darle un manguerazo rápido: lo recomendable es una limpieza a fondo y, si es posible, en un túnel de lavado moderno, que asegura un resultado uniforme y más respetuoso con el medioambiente.
1Mejorar la visibilidad y evitar reflejos peligrosos

Uno de los principales problemas que genera el entorno playero es la suciedad acumulada en los cristales. Un parabrisas cubierto de sal y restos de arena reduce drásticamente la visibilidad, especialmente con el sol de frente. Además, esta capa de partículas actúa como un filtro que provoca reflejos y destellos molestos, algo que puede derivar en situaciones de riesgo en carretera.
Lo mismo ocurre con los faros delanteros y traseros: si están sucios, la luz que emiten pierde intensidad y alcance, dificultando tanto ver como ser visto por otros conductores. Lavar el coche a conciencia devuelve la transparencia a estas superficies y garantiza la máxima seguridad al volante.