¿Alguna vez has mirado por el retrovisor y te has sentido incómodo al ver un enorme camión o un autobús pegado a tu parachoques? Esa sensación de amenaza no es solo una impresión psicológica. Hay un motivo muy real y preocupante por el que deberías evitar, en la medida de lo posible, circular con uno de estos vehículos pesados justo detrás de ti.
Muchos de estos gigantes de la carretera circulan con defectos graves en su sistema de frenado. Una simple avería en esta parte crítica podría ser suficiente para que el vehículo no se detenga a tiempo y, si eso ocurre detrás de ti, imagina las consecuencias. Por seguridad, nunca es buena idea permitir que un camión o autobús te siga muy de cerca.
2Masa y física: una combinación peligrosa

El tamaño y el peso de un vehículo no solo afectan a su consumo o maniobrabilidad, también tienen influencia directa y determinante en la distancia de frenado. A mayor masa, más espacio necesita para detenerse por completo. Si a ello le añadimos que los frenos pueden no estar funcionando en óptimas condiciones, el motivo para preocuparse se multiplica.
Un coche medio necesita unos 50 metros para frenar desde 100 km/h. Un camión cargado, con frenos en perfecto estado, puede necesitar más del doble. Si los frenos están desgastados, hay fugas de líquido o el sistema está mal mantenido, esa distancia se convierte en un misterio. Y tú podrías estar dentro de ese margen de error.