Hace ya nada menos que 20 años que salió el primer Mini actual, un modelo que supuso un gran impulso para la marca y que se mantuvo muy fiel al clásico diseño que siempre ha hecho único al coche británico. Ahora, esta nueva generación debe seguir superándose y mejorándose, pero no puede olvidarse de lo que es. Y no lo ha hecho…
Más equipados y con nuevo diseño
Este nuevo Mini llega en sus variantes 3 puertas, 5 pertas y Cabrio, con una actualización íntegra en diseño, tecnología y calidad Premium, ya que se ofrece también un nuevo impulso con el Mini Electric, el modelo cero emisiones. Entre las novedades más interesantes que trae el coche encontramos los faros LED de serie en toda la gama, los Side Scuttles con los intermitentes laterales LED rediseñados, un paragolpes delantero de nueva factura, que elimina las luces antiniebla y las sustituye por unas entradas de aire, nuevos diseños de llantas, nuevos colores para la carrocería, luces traseras LED con el diseño Union Jack de serie, volante rediseñado con calefacción por vez primera, cuadro de instrumentos digital con pantalla a color de 5 pulgadas, asientos deportivos con nuevo color, pantalla central de 8,8 pulgadas, nueva iluminación ambiental, freno de mano eléctrico, Active Cruise Control y el original techo multitono único de Mini. Este es exclusivo de los Mini 3 puertas y 5 puertas, y presenta un patrón degradado que va del San Marino Blue en la zona delantera, pasando por el Pearly Aqua y acabando en el Jet Black. Cada techo, por las características que se dan a la hora del proceso de pintura, es único, por lo que no hay dos iguales.
Otro de los elementos que se nota que han cambiado son las superficies cromadas, que se han eliminado de muchos lugares para ser sustituidas por negro; como en las molduras de los faros delanteros. En la zona delantera, las mencionadas entradas de aire que reemplazan a los faros antiniebla, que están integrados en los faros corrientes como luz de mal tiempo, pero no de serie, sino que tendremos que adquirir los Matrix LED para que podamos disponer de esta función. Si seguimos rodeando el coche encontraremos, además de los Side Scuttles renovados, nuevos diseños de llantas y un paragolpes trasero que cambia también integrando además la luz antiniebla posterior encima del escape, con un estrechísimo LED en posición horizontal.
Tecnología como aliado
Dando el salto al interior, Mini ha apostado por un cuadro de instrumentos digital con acabado mate, 5 pulgadas y a todo color. En él, que es de serie en el Mini Electric, podemos ver multitud de información relativa al coche y a la conducción, además de que podremos configurarlo a nuestro gusto. También tenemos los modos de conducción, que afectan a la iluminación interior cuando los cambiamos. Disponemos del modo MID, Green y Sport.
Y mecánicamente que nos ofrecen estos nuevos Mini, mantienen las mismas proporciones que el modelo actual, por cierto. Pues bien, tenemos los potentes y eficientes TwinPower Turbo de tres y cuatro cilindros para los Mini 3 puertas y Mini 5 puertas. Los motores de tres cilindros 1.5 disponen de 102 y 136 CV de potencia, mientras que el motor 2.0 de cuatro cilindros tiene potencias de 178 y 231 caballos. Por su parte, el Mini Electric se queda con 184 CV de potencia, una batería de 32,6 kWh y una autonomía, según ciclo WLTP, de entre 203 y 234 kilómetros.
Las cajas de cambios que se asocian a los propulsores son la de seis relaciones manual para los Mini 3 puertas, Mini 5 puertas y Mini Cabrio; que pueden elegir opcionalmente la automática Steptronic de doble embrague y siete relaciones -excepto el Mini de entrada- y la automática Steptronic de 8 velocidades de serie para los John Cooper Works.
Al volante: de Madrid centro a La Cabrera
Y este último es precisamente el que nos atañe, pues fue el que pudimos disfrutar en el evento organizado por Mini en Madrid. Dado que ya habíamos probado el Mini Electric, quisimos hacernos con el John Cooper Works para enfrentar los dos polos opuestos: el futuro inmediato de la compañía con este eléctrico, y el modelo que está abocado a desaparecer tal y como se conoce; el JCW de gasolina puro.
La ruta, que tenía un poco de todo, comenzaba en pleno centro de Madrid, desde allí partíamos en dirección a la carretera de Burgos, donde pasaríamos por San Agustín de Guadalix hasta llegar a la Cabrera, recorriendo las intrincadas carreteras de El Vellón, donde el Mini JCW se desenvuelve como pez en el agua. La deportividad del modelo es única, sintiéndote como si fueras en un kart con matrículas y, a pesar de ello, sin ir incómodo, pues la suspensión adaptativa hace su trabajo de manera que no te bajas del coche necesitando un quiroprático. Además de su conducción y de la diversión que proporciona al volante, el Mini JCW me sorprendió por su economía, pues fui con un ritmo más que alegre, sin pensar en conducción suave o progresiva, y aún con todas, subiendo tramos de montaña, etc., el coche marcó de media en la hora y media que lo probamos, 7,6 l/100 km, lo que no está nada mal para el uso agresivo al que fue sometido.
Y es que Mini ha sabido exprimir sus puntos fuertes siempre: personalización, autenticidad, diseño único, deseabilidad de producto… Y aunque los años pasan, los modelos se renuevan y cambian su diseño o equipamiento, cada Mini se mantiene fiel a lo que hace de él lo que es: un Mini; y ese es el secreto de su éxito: una identidad propia y única.
El rango de precios para España arranca en 22.300 euros para el Mini One y se va hasta los 42.700 del John Cooper Works.