En 1979, mucho antes de que el Bugatti Veyron alcanzara su icónico récord de velocidad máxima, Mercedes ya había dejado su huella en la historia automovilística al cruzar la barrera de los 400 km/h. Este hito, logrado por el C111-IV, marcó un antes y un después en la búsqueda por superar los límites de la velocidad terrestre, consolidando a la marca alemana como pionera en la innovación automovilística.
Este modelo fue la última y más radical iteración de la serie C111, un proyecto experimental de Mercedes-Benz dedicado a explorar nuevas tecnologías de propulsión. Las versiones anteriores habían sido equipadas con motores rotativos Wankel y diésel, pero esta versión se centró en un motor más convencional, aunque igualmente vanguardista. Se trataba de un V8 de 4,8 litros derivado de la Clase S, pero modificado con dos turbocompresores que le permitían desarrollar la impresionante cifra de 500 caballos de potencia.
Así Mercedes se quedó con el récord histórico de máximo velocidad
El escenario para este intento de récord fue el circuito italiano de Nardò, conocido por su pista circular de alta velocidad. El 5 de mayo de 1979, Hans Liebold, ingeniero jefe de Mercedes-Benz, se colocó al volante del C111-IV con un objetivo claro: superar los límites de lo posible. Durante su mejor vuelta, logró un tiempo de 1:56,67 y alcanzó una velocidad promedio de 403,78 km/h, una hazaña sin precedentes en su época.
Este éxito no solo destacó por su impacto técnico, sino también por la ambición del proyecto. Mercedes no diseñó el C111-IV como un modelo de producción, sino como un laboratorio rodante para probar tecnologías avanzadas. El éxito en Nardò demostró el potencial de los motores turbocargados y la aerodinámica extrema, conceptos que décadas después se convertirían en estándar para los superdeportivos modernos.
El Mercedes C111-IV terminó siendo derrotada por el Veyron

A pesar de su relevancia histórica, el récord del C111-IV fue eclipsado con el tiempo por vehículos más comerciales y mediáticos, como el Bugatti Veyron, que en 2005 alcanzó los 407 km/h. Sin embargo, es importante recordar que este modelo fue pionero en este terreno, rompiendo barreras tecnológicas en una era en la que los límites de la ingeniería eran mucho más restrictivos.
Hoy, el Mercedes-Benz C111-IV es un recordatorio de lo que se puede lograr cuando la innovación y la ambición se unen. Aunque no se convirtió en un modelo de producción, su legado sigue vivo en cada vehículo que busca desafiar las leyes de la física y alcanzar velocidades que, en su momento, parecían imposibles.