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Conducimos el Mercedes CLS. Coupé para cinco

Corría el año 2004 cuando Mercedes-Benz sorprendía con su primer CLS, un 'coupé' -entrecomillamos lo de coupé para no ofender a los más puristas- de cuatro puertas y cuatro plazas que se convirtió en todo un fenómeno de masas. A día de hoy este tipo de vehículo no se consideraría rompedor, pero de aquello han pasado ya 14 años, suficientes para convertirse en el espejo en el que se han mirado algunas marcas rivales y tiempo suficiente para estar ahora, cara a cara, frente a la tercera generación, que con diferencia es la más avanzada de la historia.

Avanzada desde el minuto uno por su estética, que marcará el futuro de la firma de la estrella, con una generosa parrilla 'Panamericana', delgados faros Full LED… Además, este CLS presume de una esbelta silueta, mientras que los AMG emanan dinamismo.

Primer CLS con tres plazas posteriores

Mantiene su tapa de maletero, lo que condiciona la operación de introducir objetos voluminosos, y también sus cuatro puertas sin marco. Ojo para acceder a la parte trasera, porque el 'coscorrón' parece casi asegurado. Pero si eso te molesta, tienes un Clase E, base sobre la que se ha desarrollado este CLS, como ocurría con sus antecesores. Aunque, una vez dentro, cero problemas de espacio; y es más: este CLS es el primero con tres plazas posteriores, aunque más bien hablaríamos de 2+1, pues la central… ni para tu peor enemigo.

Pero es delante donde se disfrutará de este tecnológico 'coupé', una vez que te familiarices con sus sistemas de infoentretenimiento, algo engorrosos al principio -para evitar un susto al manipularlos en marcha están sus sistemas de ayuda a la conducción, heredados del Clase S-, aunque intuitivos con el paso del tiempo.

Arrancamos el test con un CLS 350d 4Matic, una versión con un conocido motor diésel que es todo agrado, suavidad, silencio y eficiencia. La opción ideal si eres de los que hace bastantes kilómetros al año. Sorprende el aislamiento del entorno y rueda como una verdadera berlina de representación ayudado por las suspensiones Air Body Control, que son opcionales en los nevos CLS.

Pero una interesante alternativa será el CLS 450 4Matic, una versión cuyo motor 3.0 V6 de gasolina se combina con la tecnología de hibridación EQ Boost de 48 voltios -el diésel no la equipa-, que impulsa un motor de arranque y alternador, lo que permite recargar la batería o activar la función 'inercia' -gracias a ello apaga el motor por completo, igual que un Start-Stop-; aunque no mueve por sí sólo al vehículo. Y eso que añade 22 CV de potencia y 25,5 mkg de par al 3.0 V6. Se combina con la transmisión 9G-Tronic, con la que casa a la perfección. Sabe ser confortable a la vez que dinámico, con consumos ajustados si no nos desmelenamos con el acelerador, mientras que en carreteras de curvas disimula su corpulencia a las mil maravillas e invita a la diversión.

Pero si buscas diversión de verdad y el bolsillo te lo permite, el AMG CLS 53 4Matic+ será tu opción ideal. Y lo sabrás con sólo ponerlo en marcha por el sonido que sale de sus escapes. Deriva del 450 -ojo, porque ya todos tienen seis cilindros en línea-, pero es más potente -435 CV, más los 22 CV del EQ Boost-, más prestacional, añade un compresor eléctrico que alcanza las 70.000 rpm en 0,3 segundos para eliminar el retardo del turbo y acelera de 0 a 100 km/h igual que el primer CLS 63 AMG con el motor M156 de 517 CV: 4,5 segundos. Y por si fuera poco, su dinámica es adictiva.