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martes, 22 julio 2025

Un mecánico te dice lo que respiras cuando pones el aire acondicionado de tu coche: y pone remedio para solucionarlo

Llegas a tu coche aparcado a pleno sol en verano, y lo primero que haces es poner el aire acondicionado para que se ponga fresquito en unos pocos minutos. Ahora bien, ¿te ha pasado que lejos de enfriar bien se convierte en una mezcla turbia de polvo, polen, moho y bacterias? Aunque no lo veas, pero lleva años circulando por los conductos de tu aire acondicionado y, en consecuencia, tú lo estás respirando.

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El sistema de aire acondicionado de tu coche puede ser un foco de bacterias y de suciedad si no haces el mantenimiento como y cuando toca. Y no nos referimos solo a que enfríe más o menos, sino a que estás respirando todo eso cada vez que enciendes el aire acondicionado. Aunque no le des importancia, termina provocando alergias, problemas respiratorios, fatigas y hasta infecciones si llevas años sin revisarlo.

¿El culpable? El filtro del habitáculo. Así lo explica un mecánico en redes sociales, que nos recuerda que la causa más habitual de averías en el aire acondicionado suele ser un filtro completamente saturado.

Qué estás respirando (y por qué) al usar el aire acondicionado del coche

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Fuente: Amazon

El filtro del habitáculo está diseñado para filtrar el aire que entra desde el exterior antes de que lo respires. Suele estar ‘escondido’ debajo de la guantera, detrás de la consola o en alguna tapa de acceso, según el modelo, y esto explica por qué muchos conductores lo pasan por alto.

Con el paso del tiempo (y los kilómetros), ese filtro se va llenando de polvo, hollín, hojas, insectos y polen. En climas demasiado húmedos o si el coche pasa mucho tiempo cerrado incluso puede desarrollar moho. El resultado es un flujo de aire acondicionado mucho más débil, la sensación de aire cargado, picor de ojos o garganta irritada.

Este mecánico muestra un ejemplo de manual que en los talleres están bastante acostumbrados: un filtro tan sucio que se queda pegado a la mano. Literalmente está negro, sucio y tupido. Y no, no es un caso aislado ni mucho menos. Muchos coches jamás han cambiado esta pieza, y hay conductores que tampoco piensan en ella cuando hacen el mantenimiento anual.

La solución es mucho más sencilla de lo que crees: cambiar el filtro cada 15.000 o 20.000 kilómetros, o al menos una vez al año. No cuesta más de 30 euros, y en la mayoría de vehículos puedes hacerlo tú mismo con un poco de maña y un destornillador. Vas a notar muchísimo la mejora de la calidad del aire y la potencia.

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Consejos para mantener limpio el aire que respiras al volante

@miquelturbo

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Además de sustituir el filtro del habitáculo cuando toca —mejor si es de carbón activo, que filtra también olores y contaminantes—, hay otras formas de mantener el sistema en buena forma:

  • Limpia el sistema de ventilación con un spray antibacterias específico, al menos una vez al año. Esto elimina el moho, los hongos y las bacterias que se acumulan en los conductos.
  • Evita recircular el aire viciado. Si el coche lleva mucho tiempo parado, primero activa el aire exterior para renovar el aire interior.
  • Si el aire apenas sopla o huele raro, no pienses en una avería del compresor. El filtro suele ser el culpable casi siempre.
  • No abuses del modo ‘Auto’ si no estás seguro del estado del sistema, porque puedes estar distribuyendo aire sucio sin darte cuenta.
  • En zonas urbanas con alta contaminación o en plena primavera hay más partículas en el ambiente, y esto se traduce en un filtro que se obstruye antes.

Sí, el aire acondicionado es una maravilla en verano, pero solo si lo cuidas; si no lo haces, el aire que respiras puede ser más turbio de lo que te imaginas.

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