Massimo Frascella es desde hace un año, el director de Diseño de Audi. El hombre que marca el nuevo estilo de los coches de la marca; pero también, en cierto modo, el que dibuja algunos rasgos que se extenderán por todos los departamentos. El primero de sus trabajos es el Concept C; pero para este italiano de 52 años esto es solo el principio. Una conversación con él da cuenta de todo lo que bulle en su cabeza para esta nueva etapa en la que más que cambiar el diseño es un cambio de filosofía empresarial.
«Nuestra visión es una llamada a la acción para toda la empresa», explica Frascella con el entusiasmo de quien está convencido de estar escribiendo un nuevo capítulo en la historia del automóvil. Con una carrera formada en el legendario Stile Bertone y que lo llevó desde Ford hasta Jaguar-Land Rover -es el padre del nuevo Defender-, habla de su nuevo proyecto con convicción. «Es esencial para que nuestra marca vuelva a ser verdaderamente distintiva. Es la filosofía que subyace a todas nuestras decisiones.»
La filosofía que ha bautizado como «The Radical Next» representa, según sus palabras, mucho más que una evolución estética. Es una revolución conceptual que busca transformar la manera en que los clientes perciben, sienten y viven la marca Audi. «Queremos dar forma a una marca capaz de inspirar deseo y crear impacto cultural», declara mientras señala los detalles minimalistas del concept car que tiene frente a él.

El diseñador explica que esta nueva aproximación no abandona el histórico lema de Audi «A la vanguardia de la técnica», sino que lo reinterpreta para la era moderna. Recuerda con nostalgia aquella imagen icónica de los años 80, cuando el Audi 100 quattro subió por una pista de esquí, demostrando al mundo que la tecnología podía hacer posible lo imposible. «Para nosotros la tecnología es un medio para progresar, no un fin en sí misma», reflexiona.
La revelación del Audi TT, el momento que cambió su perspectiva
Para Frascella el primer Audi TT en 1998 fue un punto de inflexión en su carrera. Recuerda que siendo un joven diseñador, se tomó un día libre del trabajo para contemplar el revolucionario deportivo alemán. «Estuve allí durante horas mirando el coche desde todos los ángulos, tocando cada superficie». «El personal probablemente pensó que estaba loco.»

Aquel TT representaba mucho más que un simple automóvil. Era un mensaje poderoso sobre lo que significaba la verdadera innovación en el diseño. «No hace falta gritar para que te escuchen. No hace falta excederse para dejar huella. Solo hace falta claridad», reflexiona mientras camina por el estudio. «Y, lo que es más importante, el valor para seguir ese camino.»
Esta experiencia personal parece haber marcado profundamente su visión actual del diseño. La claridad, esa palabra que utiliza constantemente durante nuestra conversación, se ha convertido en el eje central de su filosofía creativa. «La simplicidad radical es la esencia de nuestro enfoque», explica con convicción. «Logramos la claridad reduciendo todo a lo esencial.»

Eso parece haberse trasladado punto por punto al Audi Concept C. «Casi todo está exagerado. El peligro de perder el rumbo es mayor que nunca.» Esta filosofía de la reducción a lo esencial no surge de una moda pasajera, sino de una comprensión profunda de las necesidades actuales de los consumidores. Frascella entiende que en un mundo saturado de información y estímulos, la claridad se convierte en un valor premium. «Nuestra responsabilidad es ser mejores y hacer lo que realmente importa. Y el resultado siempre tiene que ser una emoción», subraya.
Cuando se le pregunta sobre qué significa exactamente «sentir Audi», Frascella se toma un momento para reflexionar. Es consciente de que está intentando describir algo casi indescriptible: «Audi es una armonía inexplicable entre la técnica y la emoción, donde conviven lo racional y lo irracional», responde finalmente. Esta definición revela la complejidad del desafío que enfrenta como Director de Diseño. Debe crear productos que no solo sean funcionalmente superiores, sino que también generen una conexión emocional profunda con los usuarios. La tecnología debe estar presente pero ser discreta, funcional cuando se necesita, invisible cuando no es necesaria. «No queremos ocultarla ni presumir de ella, sino que debe inspirar sin ser dominante», aclara.

Los cuatro pilares de la revolución
El núcleo de esta nueva actitud se fundamenta en lo que Frascella describe como una pregunta : ¿cómo siente Audi el cliente? La respuesta se resume en cuatro principios fundamentales que guían todas las decisiones de diseño: claridad, tecnología, emoción e inteligencia. «Estos principios son la base de todo lo que hacemos», enfatiza.
Cada uno de estos pilares tiene un significado específico en la nueva filosofía de Audi. La claridad se manifiesta en la reducción a lo esencial, eliminando ruido visual y conceptual. La tecnología debe ser intuitiva y natural, integrándose perfectamente en la experiencia del usuario. La emoción debe surgir como resultado natural del diseño, no como algo forzado o artificial. La inteligencia se refiere a la capacidad de anticipar las necesidades del usuario y responder a ellas de manera proactiva.

«El Audi Concept C es la primera manifestación de ‘The Radical Next’. Es claramente Audi. Las proporciones, las superficies y los detalles se han desarrollado con claridad y representan una expresión segura de la identidad de la marca.»
El concept car es para Frascella «una interpretación tangible de la nueva filosofía de diseño, un símbolo de la determinación que transformará nuestra empresa y toda la marca». La confianza con la que lo dice sugiere que este es solo el comienzo de una transformación mucho más profunda. La simplicidad radical que defiende no es una limitación, es una oportunidad para que la marca alemana redescubra su esencia y la proyecte hacia un futuro donde la claridad, la emoción y la tecnología convergen en una experiencia única e inconfundible.