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Museo Mazda Frey. Espacio de culto

La familia Frey se adelantó a su tiempo, pues se convirtió en unos de los primeros importadores de Mazda en Alemania. Y de eso ya han pasado más de tres décadas. Abrieron un concesionario en la localidad de Augsburgo, situada a unos 80 kilómetros de Múnich, que a día de hoy se ha convertido en lugar de peregrinación para los amantes de la firma de Hiroshima.

Y es que en Augsburgo, y más concretamente en un singular edificio fechado en 1897 que combina madera y ladrillo, en el que se guardaban los tranvías de la época, decidieron abrir el único museo dedicado a Mazda fuera de su país de origen.

Eso ocurrió en mayo de 2017 con el apoyo de la propia firma japonesa, y hoy, un año después, presumen de que por sus instalaciones, siempre en constante evolución -y es que en diferentes garajes la familia Frey tiene 'escondidos' más de 200 clásicos, de los que unos 120 son Mazda- ya han pasado más de 8.500 visitantes procedentes de todo el mundo.

Sí es cierto que si viajas desde España hay un paseo, pues tendrás que recorrer los 1.941 kilómetros que separan Augsburgo de Madrid, por ejemplo. Pero una vez allí, sólo deberás abonar cinco euros -2,50 si tienes entre 13 y 17 años, y es gratis para los menores de 13 años- por la entrada a un museo único en su especie y que requiere tiempo para visitarlo.

48 Vehículos expuestos

A día de hoy el Museo Frey cuenta con 48 vehículos expuestos, de los que sólo uno no pertenece a su colección privada. Se trata de un Mazda MX-5 Superlight Concept, un prototipo cedido por la firma nipona que carece de luna delantera o techo, con objeto de dejar su peso en unos escasos 995 kilos. Se trata de una pieza única, que fue creada para conmemorar el 20 aniversario del roadster más famoso y vendido de la historia.

Pero la andadura automovilística de Mazda comenzó en 1931, cuando entra en producción el Mazda DA, un vehículo comercial de tres ruedas que derivaba de una motocicleta. Aquí también hay un ejemplar, pero de 1950. Y es que no es hasta 1960 cuando fabrican su primer turismo, el R360, que medía sólo 2,98 metros de longitud y tenía un motor con 16 CV. Junto a él también encontramos un Carol, un K360…

Dentro del museo hay un espacio dedicado a los emblemáticos motores diseñados por Félix Wankel, un ingeniero alemán que, curiosamente, no tenía carnet de conducir. El Mazda Cosmo fue el primero en estrenar esta mecánica rotativa, y la familia Frey expone con orgullo un ejemplar en perfectas condiciones. Todos asociamos los motores Wankel a modelos deportivos, pero aquí podrás ver esta mecánica montada en una grúa e, incluso, en un autobús: el Parkway, que allá por 1976 presumía de entregar 135 CV y de alcanzar una velocidad de 120 km/h. Para más inri, hay un Eunos Cosmo de 1992, el único Mazda con un motor de tres rotores; el cual, además, incorporaba doble sobrealimentación y proporcionaba 300 CV. Fue el primer vehículo en equipar GPS y se fabricaron unos 9.000.

Aunque no apuestan por los legendarios Wankel, en el museo aparece también un singular Mazda AZ-1, así como un MX-5 Coupé, versión muy especial que sólo se ofreció en Japón durante dos años y de la que se fabricaron 200 ejemplares.

No podía faltar su icónico MX-5 NA, así como un elenco de diferentes RX-7 de todas las generaciones, atmosféricos, sobrealimentados, coupé, cabrio… Y también un Mazda RX-8, el último en apostar por el propulsor Wankel, una institución en la firma nipona.

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Mazda RX-7. Viaje al pasado

Visitar un museo como este es una experiencia más que recomendable, pero la sorpresa llegó con este inmaculado Mazda RX-7 que tuvimos ocasión de conducir para refrescar sensaciones al volante de un vehículo sin dirección asistida, ni ABS… Pero con un impresionante motor rotativo, su seña de identidad. Este ejemplar de primera serie -se fabricaron entre 1978 y 1985- era de 1980 y escondía el bloque 12A, con dos rotores de 573 centímetros cúbicos cada uno. Atmosférico y equipado con un carburador, presume con sus 110 CV de potencia, que son enviados a las ruedas traseras mediante un cambio manual que es una delicia de utilizar por sus cortos recorridos. Enamora su sonido, sobre todo cuando superas las 4.500 rpm, así como su agilidad, pues este deportivo sólo pesa 1.024 kilos.