Llegas a tu gasolinera de confianza, repostas la cantidad de gasolina o diésel que quieras, pagas (o al revés) y te marchas. Pasar por una estación de servicio es un gesto cotidiano que no tiene mucho misterio, aunque hay algo que quizá llevas haciendo mal toda la vida y que te puede costar una avería de las gordas.
Si eres de los que evita llenar el depósito, echas gasolina de 10 en 10 euros con la excusa de ahorrar más a corto plazo, tienes más posibilidades de sufrir una avería. Este gesto tan inofensivo perjudica el rendimiento del motor, te puede dejar tirado en la carretera o, en el peor de los casos, provocar una reparación de varios miles de euros. Y no por los litros que eches, sino por los que te quedan en el depósito.
El gran problema de echar gasolina así
Muchos conductores creen —erróneamente— que repostar pequeñas cantidades de gasolina es un buen truco para ahorrar o para llevar un mejor control de los gastos. Desde un punto de vista psicológico, quizá pensamos que es mejor pagar poco y hacer varias visitas, que hacer solo una a la semana y dejarnos 50 euros. Técnicamente, no tiene ningún sentido y es contraproducente.
De hecho, los mecánicos insisten en que circular con el depósito medio vacío (de forma habitual) provoca que quede más espacio para el aire en su interior. Y donde hay aire, hay humedad. Esta humedad se condensa fácilmente dentro del tanque, sobre todo durante los cambios de tempreatura del verano o del invierno. Se forman pequeñas gotas de agua que terminan cayendo al fondo del depósito.
¿Y qué hay en el fondo del depósito? El filtro de combustible, diseñado para eliminar impurezas antes de que lleguen al motor. Pero el filtro no está pensado para separar agua en grandes cantidades. Al sobrecargarlo con humedad, lo estás dañando, estás reduciendo su vida útil y —peor aún—dejando pasar el agua al sistema de inyección.
Una vez que superamos esa fase, el problema se agrava con inyectores gripados, averías en la bomba de combustible, pérdida de potencia y, en los casos más extremos, un daño directo al motor. Todo por apurar el depósito y echar poca gasolina en tu visita a la gasolinera. Y la avería puede ser perfectamente de tres cifras.
Así deberías repostar a partir de ahora

No lo decimos nosotros, es una recomendación que hacen muchos mecánicos si no quieres problemas graves en tu coche. Es mejor llenar el depósito (o casi) cada vez que pases por la gasolinera que apurar hasta que salte la reserva.
De forma puntual, no pasa nada, pero circular a menudo en la reserva aumenta el riesgo de condensación y también moviliza los sedimentos que se acumulan en el fondo del tanque, como partículas metálicas, restos de combustible degradado, impurezas… Y todo esto acaba por obstruir filtros, daña bombas y enturbia el sistema de inyección.
Tampoco pases por alto la evaporación del combustible. Cuando hay poco volumen de gasolina en el depósito, aumentan las pérdidas por evaporación. Esto afecta al consumo, pero también tiene consecuencias para el medioambiente.
Y aunque sustituir el filtro de combustible no es una reparación muy cara (entre 20 y 40 euros, más la mano de obra), si tienes que hacerlo habitualmente va a suponer un gasto extra cada pocos miles de kilómetros. Por no haber del riesgo que supone no hacerlo a tiempo y que esas impurezas se cuelen en el motor de tu coche.
En resumen, repostar gasolina poco y a menudo es una manía bastante peligrosa que a la larga te va a salir bastante cara. No porque suba el precio del combustible, sino porque tu motor va a estar sufriendo hasta que dé la cara en forma de avería.