Todo conductor sabe que, por mucho que intente evitarlos, los faros del coche son un imán para los mosquitos, en especial durante los viajes largos en verano. Aunque pases por el túnel de lavado, los restos de estos insectos parecen resistirse a desaparecer, y con el tiempo, esa capa amarillenta y borrosa no solo afea tu vehículo, sino que también reduce tu visibilidad al volante.
Pero la buena noticia es que no necesitas productos caros ni complicados para devolverle el brillo a tus faros. De hecho, la solución podría estar mucho más cerca de lo que crees, en tu cocina. Sigue leyendo para descubrir algunos métodos caseros y muy efectivos para dejar tus faros como nuevos y acabar con los mosquitos que se quedan pegados durante tus viajes.
¿Por qué se ensucian tanto los faros con los mosquitos?

Los faros se ensucian de una manera muy particular, no como el resto de la carrocería. Su superficie, en especial si hablamos de faros fabricados en plástico de policarbonato, es porosa. Esto hace que los mosquitos y otros insectos, el alquitrán, el polvo de la carretera y, sobre todo, los rayos UV del sol, se adhieran y degraden el material. El resultado es una capa opaca y amarillenta que, con el tiempo, se va endureciendo y se hace casi imposible de quitar con un simple lavado. Además, esa suciedad persistente va debilitando la luz que sale de los faros, limitando la capacidad para ver y ser visto, una cuestión de seguridad.
Tres productos caseros para una limpieza profunda

Olvídate de ir a la tienda de recambios a por productos para pulir los faros, que son muy eficaces pero puede que no estén al alcance de tu bolsillo. La alternativa es echar un vistazo en tu despensa. Vamos a ver tres opciones que te sorprenderán por su eficacia.
- Bicarbonato y vinagre. El bicarbonato de sodio es un abrasivo suave, y el vinagre blanco tiene un gran poder desincrustante. Juntos, crean una reacción efervescente que ayuda a desprender la suciedad más pegada. Y lo mejor de todo es que es una solución económica y ecológica.
Primero, asegúrate de que los faros estén limpios de polvo o barro suelto. Puedes usar una bayeta húmeda para esta primera limpieza. Una vez que el faro esté limpio, prepara una pasta mezclando tres partes de bicarbonato con una parte de vinagre blanco. La mezcla empezará a burbujear, así que no te asustes. Coge una esponja suave o un paño de microfibra y moja una esquina con la pasta. Frota con movimientos circulares y con una presión suave, prestando especial atención a las zonas más amarillentas o llenas de mosquitos.
Sigue frotando durante unos minutos, y luego, enjuaga con abundante agua. Para terminar, seca bien con un paño limpio y seco para evitar que queden marcas. Es importante que no frotes con demasiada fuerza, ya que podrías rayar el plástico del faro. La clave está en la acción de la mezcla, no en la fuerza bruta.
- Pasta de dientes. Sobre todo la que contiene partículas micro-abrasivas para blanquear, es un muy buen pulimento para el plástico de los faros.
Aplica una cantidad generosa de pasta sobre toda la superficie del faro y extiendela bien. Una vez que el faro esté cubierto, coge un paño de microfibra húmedo y frota con movimientos circulares. No tengas miedo de frotar, pero hazlo con suavidad. Si la pasta se seca, puedes humedecer un poco el paño para que siga actuando. Frota durante unos 10 minutos y aclara con agua. Una vez que hayas aclarado, seca con un paño limpio para ver los resultados.
- Jabón de lavavajillas y agua tibia. Si la suciedad no es tan incrustada y solo necesitas eliminar restos de mosquitos o una capa ligera de suciedad, esta puede ser la opción que necesitas. El poder desengrasante del jabón es ideal para romper la capa de grasa y proteínas que dejan los insectos al impactar.
Llena un cubo con agua tibia y añade una buena cantidad de jabón de lavavajillas. Con una esponja suave o un paño, frota la superficie del faro, incidiendo en las zonas con más restos de insectos. Deja que el jabón actúe durante unos minutos, y después, con la ayuda de un estropajo de plástico o una esponja que no raye, frota con suavidad para desprender los restos más pegados. Es importante que uses algo que no sea abrasivo para no dañar el faro.
Si ves que siguen quedando restos después de aclarar, repite el proceso. Este método es ideal para un mantenimiento regular y para evitar que la suciedad se acumule y se convierta en un problema mayor.
¿Por qué es importante limpiar los faros?

Más allá de la estética, la limpieza de los faros es una cuestión de seguridad vial. Unos faros opacos pueden reducir hasta un 40% la capacidad de iluminación, lo que supone un riesgo enorme, en especial al conducir de noche, con lluvia o niebla. Además, unos faros limpios te hacen más visible para los demás conductores. Es un pequeño gesto que puede marcar una gran diferencia en la seguridad de todos los que comparten la carretera contigo. Así que, la próxima vez que veas tus faros opacos, no lo dudes. En tu cocina tienes las herramientas para viajar más seguro y con los faros libres de mosquitos, aunque sea de momento.