Cuando cae una lluvia acompañada de polvo del desierto, también conocida como calima o lluvia de barro, el coche se convierte en una víctima directa. Aunque pueda parecer un simple problema estético, dejar que el barro se seque sobre la carrocería y los cristales puede ocasionar daños permanentes si no se actúa correctamente. Este fenómeno, bastante habitual en algunas zonas de España, puede sorprender incluso a quienes lavaron el coche hace poco.
Pero ojo, la solución no pasa por meter el coche directamente en el túnel de lavado o pasarle un trapo con agua. Hay una forma correcta de limpiar el vehículo tras una lluvia de barro, y seguir ciertos pasos evitará rayones, marcas en la pintura y problemas en componentes como los sensores. Aquí te contamos cómo hacerlo bien, paso a paso.
5El secado, un paso que no debes saltarte
Aunque muchos creen que basta con dejar el coche secarse al sol, este es otro error común. El agua de la lluvia de barro y del lavado puede contener minerales que, al secarse al aire, dejan marcas o manchas difíciles de eliminar. Por eso es fundamental secar el coche con una toalla de microfibra o una gamuza especial para carrocería.
Hazlo sin frotar con fuerza, simplemente absorbiendo el agua con movimientos suaves. Comienza por el techo y continúa hacia abajo, cambiando de paño si este se humedece demasiado. También puedes usar aire comprimido para eliminar el agua de zonas difíciles, como las juntas de las puertas o los retrovisores.