Cuando cae una lluvia acompañada de polvo del desierto, también conocida como calima o lluvia de barro, el coche se convierte en una víctima directa. Aunque pueda parecer un simple problema estético, dejar que el barro se seque sobre la carrocería y los cristales puede ocasionar daños permanentes si no se actúa correctamente. Este fenómeno, bastante habitual en algunas zonas de España, puede sorprender incluso a quienes lavaron el coche hace poco.
Pero ojo, la solución no pasa por meter el coche directamente en el túnel de lavado o pasarle un trapo con agua. Hay una forma correcta de limpiar el vehículo tras una lluvia de barro, y seguir ciertos pasos evitará rayones, marcas en la pintura y problemas en componentes como los sensores. Aquí te contamos cómo hacerlo bien, paso a paso.
4Cuidado con los cristales y sensores

Tras una lluvia de barro, los cristales del coche también sufren. La suciedad puede dejar residuos secos que afecten la visibilidad o incluso dañar las escobillas del limpiaparabrisas si las activas sin limpiar antes. Usa un limpiacristales específico y una bayeta limpia de microfibra para retirar cualquier resto de polvo fino.
En coches modernos, los sensores del aparcamiento, las cámaras o los radares del control de crucero adaptativo también pueden verse afectados. Asegúrate de revisar cada uno y limpiarlos con cuidado, sin aplicar demasiada presión. El funcionamiento correcto de estos sistemas puede depender de que estén perfectamente limpios.