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miércoles, 18 junio 2025

La historia del Cadillac que en 1970 se convirtió en obra de arte al ser recubierto con el mismo material que está construido tu piso

A lo largo de la historia del automóvil, algunos vehículos han trascendido su función original para convertirse en verdaderas obras de arte. En 1970, un Cadillac se convirtió en protagonista de una historia insólita y creativa: fue transformado en una escultura móvil al ser completamente recubierto con un material inesperado y cotidiano: cemento que habitualmente cubre los suelos de nuestros hogares.

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Este proyecto no solo llamó la atención por su excentricidad estética, sino por el debate que generó entre los límites del arte, la cultura automovilística y la función práctica de un coche. A día de hoy, sigue siendo un símbolo de cómo el arte puede surgir de los lugares más inesperados, fusionando lo doméstico con lo industrial de manera radical.

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La elección del Cadillac como lienzo

fuente: flickr

El Cadillac representaba, en aquella época, la cumbre del automóvil americano: grandes dimensiones, acabados de alta gama, cromados brillantes y motores potentes. Utilizar un coche de estas características para un experimento artístico no era casualidad: el contraste entre el lujo del vehículo y el cemento intensificaba el mensaje disruptivo de la obra.

Recubrir el coche con cemento, un material asociado al hogar, no solo le arrebataba su identidad automovilística, sino que lo convertía en una especie de «salón rodante». El vehículo perdía así parte de su agresividad para adquirir una textura blanda y casi acogedora, provocando una reacción inmediata en quien lo observaba.

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