Si eres propietario de un diésel y vas a pasar la ITV, es casi seguro que el inspector te pedirá que aceleres a fondo. Huelga decir que muchos conductores se llevan las manos a la cabeza ante la orden y, ya de paso, no les hace ninguna gracia: “¿pero esto no va a estropear el motor?”, se preguntan.
La realidad es que no solo no lo rompe, sino que esa maniobra es esencial para medir correctamente la opacidad de los humos y garantizar que el sistema anticontaminación funciona bien. ¿A que no te lo esperabas? Pues a lo largo de las próximas líneas te contamos mucho más al respecto.
3Rutina previa para inexpertos en la materia: calentar y limpiar el motor

Aunque no quiebres tu motor, otro problema lleva a muchos diésel a suspender por humos excesivos: la acumulación de carbonilla. Este depósito crece cuando haces recorridos cortos y conduces a bajas revoluciones, afectando negativamente a la prueba.
Por ello, antes de acudir a la ITV, es recomendable realizar un trayecto de unos 15 a 30 km en autopista o autovía, manteniendo un régimen alto (2.500–4.000 rpm) en marchas medias para limpiar esa carbonilla. De esta forma, cuando llegue el momento de la ITV, el opacímetro reflejará emisiones más limpias y reducirás el riesgo de suspender.