Un coche no deja de ser una máquina sometida a esfuerzos constantes: arranques en frío, atascos interminables, altas temperaturas en verano, lluvias en invierno y miles de kilómetros que se acumulan cada año. Todo ello pasa factura y, si no se toman medidas preventivas, las averías llegarán antes de lo que imaginas. Muchas veces los conductores ven el taller como un gasto, pero en realidad el mantenimiento regular es la mejor inversión para alargar la vida del vehículo y evitar facturas astronómicas.
La buena noticia es que mantener tu coche en forma no requiere conocimientos de mecánica avanzada ni gastar una fortuna. Existen cinco cuidados esenciales que cualquier conductor puede realizar o, al menos, comprobar periódicamente. Con ellos no solo evitarás una avería costosa, sino que también disfrutarás de un coche más eficiente, seguro y fiable, capaz de acompañarte durante muchos años como si fuese indestructible.
5Carrocería, luces e interiores: también cuentan
Aunque muchos piensan que solo la mecánica importa, la carrocería, las luces y el interior también forman parte del mantenimiento. La exposición al sol, la sal marina o la suciedad acumulada deterioran la pintura y favorecen la aparición de óxido. Lavar el coche con regularidad y aplicar cera protectora prolonga su buen aspecto y protege la chapa.
Las luces son esenciales para ver y ser visto. Conviene revisarlas de manera periódica: faros, intermitentes, pilotos traseros y antinieblas. Circular con una lámpara fundida no solo es peligroso, también conlleva una multa. En cuanto al interior, mantener limpios los plásticos y tapicerías no es una cuestión estética: también alarga la vida de los materiales y evita averías en sistemas electrónicos sensibles.
