La historia de Jómundur Ólason, un granjero de Islandia, podría servir para certificar sin ninguna duda que el Škoda Octavia es el vehículo más duradero y fiable del mundo. En esta era de consumo rápido y de objetos desechables, Ólason ha logrado recorrer con su coche un millón de kilómetros en un caso extremo de resistencia automovilística que desafía todos los límites.
Su increíble historia se ha dado a conocer después de que él mismo llamara a un concesionario de Škoda de Islandia preguntando qué indicaría el cuentakilómetros de su Octavia tras alcanzar el millón de kilómetros ya que, aparentemente, el odómetro no estaba diseñado para números de siete dígitos. El concesionario desconocía la respuesta, así que le citaron para revisar el vehículo.
Ha recorrido toda la isla con su Škoda Octavia
Jómundur comenzó a conducir el Octavia en 2007, aunque el vehículo lo había utilizado su esposa desde 2003. Se trata de un Škoda Octavia de primera generación con motor de gasolina de 2.0 litros con el que ambos han pasado incontables horas al volante. «Fue mi primer Škoda», dice Ólason, «había tenido varios coches antes, pero ninguno de ellos había tenido costes de funcionamiento tan bajos y tanta fiabilidad. Más tarde, comencé a usar el Octavia como mi vehículo de trabajo, y solo entonces me di cuenta de qué máquina tan increíble era», explica el granjero islandés.
Jómundur ha conducido su Octavia la mayoría de las veces desde su casa hasta su granja de ovejas, en Borgarfjörður, pero también en viajes más largos por toda la isla: «He estado en muchos lugares de Islandia y guardo buenos recuerdos de ellos. Mi viaje más largo con el coche fue de unos mil kilómetros, cuando visité los Fiordos Occidentales», dice.

Así ha forjado su leyenda este Škoda millonario en kilómetros que ha tenido que enfrentarse también a las duras condiciones climáticas de Islandia, con temperaturas extremas, carreteras desafiantes y condiciones meteorológicas adversas, lo que proporciona el escenario perfecto para una prueba de resistencia que ningún fabricante podría haber diseñado intencionalmente.
El coche se conserva en su estado original
Increíblemente, el coche aún conserva su motor, transmisión e incluso embrague originales. Según Jómundur, la clave de la longevidad reside en respetar la máquina y prestar atención a los pequeños problemas antes de que se conviertan en grandes.

A lo largo de los años, según explica este pastor islandés, el Škoda solo ha requerido el mantenimiento regular y los problemas técnicos ha sido raros. «No te encuentras a menudo con tal fiabilidad. El Octavia simplemente seguía funcionando», dice. Sin embargo, detrás de esta aparente simplicidad se esconde una filosofía de cuidado meticuloso que cualquier propietario de vehículo debería poner en práctica.
«El mantenimiento rutinario es esencial. Debes mantener en buen estado elementos como amortiguadores, radiadores y frenos. El estilo de conducción también importa: siempre tuve cuidado de no sobreexigir el motor. Nunca lo llevé más allá de las 3.000 rpm. También solo usé aceite de alta calidad y lo cambié aproximadamente cada 30,000 kilómetros», explica.
El testimonio de Jómundur y su vehículo demuestran que es posible diseñar y fabricar coches capaces de ofrecer décadas de servicio confiable cuando se combinan ingeniería sólida, materiales de calidad y mantenimiento adecuado. «Siempre supe que llegaría al millón de kilómetros», explica orgulloso.

Un Škoda Octavia de estudio
Pero, ¿qué pasó después de que el coche cruzara el millón de kilómetros? Pues que en el tablero, se siguen viendo seis orgullosos nueves en fila, ya que el odómetro no está diseñado para albergar números de siete dígitos.
Ahora, Jómundur ha aparca su Škoda Octavia millnario y lo ha reemplazado por uno nuevo; eso sí, se ha mantenido fiel a la marca y al modelo. Su viejo Octavia se utilizará en un instituto de Reikiavik, la capital de Islandia, para estudiar mecánica como parte del programa de ingeniería automotriz.
Un modelo esencial para Škoda

El Škoda Octavia es un modelo clave en la historia de la marca que, entre 1959 y 1971, fabricó 280.000 unidades del mismo, al que llamó Octavia por tratarse del octavo vehículo que fabricaba tras la Segunda Guerra Mundial. El mismo nombre ya se había utilizado en el Octavia Type 985 de 1959, un sedán de dos puertas con un diseño llamativo para la época.
Posteriormente, en la década de los 90, con Škoda ya integrada en el Grupo Volkswagen, se comenzó a gestar una nueva gama de modelos de la marca checa, en el que el Octavia jugaría un papel fundamental en la nueva imagen de la marca. Después de varios prototipos que no cuajaron y de recurrir a colaboraciones externas, como la del estudio de Dirk van Braeckel, con la estrecha colaboración de Luc Donckerwolke, el 4 de abril de 1996 se presenta el nuevo Octavia.
Se trataba de un modelo con un buen espacio interior, una capacidad de carga en su maletero superior a sus antecesores y una comodidad en la conducción que lo convertía en el vehículo familiar perfecto. Dos años después, en 1998, nace el Octavia Combi, aún más práctico, que gozó de un gran éxito al incorporar la tracción total y variantes deportivas RS.
Su llegada a España se produce en 1997, y durante años fue el modelo preferido del sector del taxi, que encuentra en el Octavia un vehículo versátil, cómodo y a un precio competitivo.