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martes, 26 agosto 2025

La historia de la firma de Zuffenhausen vista desde un Porsche de color marrón Sepia

Hace más de cincuenta años, Richard Raimist se enamoró de un Porsche 911 T Targa de un color inusual y elegante: el marrón Sepia. Lo que no sabía entonces es que este flechazo marcaría el inicio de una aventura vital llena de pasión, competición y una inquebrantable fidelidad a la marca de Stuttgart.

Un santuario Porsche en Florida: Más que un garaje, un museo

Al cruzar el umbral del garaje de Richard Raimist en Jupiter, Florida, uno se adentra en un universo dedicado a Porsche. No es solo un espacio para guardar coches; es un santuario donde se respira la historia, la pasión y la dedicación de un hombre a su marca favorita. Una mesa de trabajo adornada con el escudo de Porsche da la bienvenida, junto con una vitrina repleta de cascos de carreras, trofeos y maquetas que narran su trayectoria. Y, como joyas de la corona, siete deportivos Porsche impecables brillan con luz propia.

Pero tres de estos coches destacan por encima del resto: tres generaciones de Porsche, separadas por más de 50 años, unidas por un mismo color: el inconfundible marrón Sepia. Esta obsesión cromática es el hilo conductor de una historia que merece ser contada.

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Décadas de fidelidad a Porsche: Un romance sobre ruedas

2025 Porsche marrón Sepia colección. Imagen exterior.
Foto: Porsche

Richard Raimist, un estadounidense de 72 años, celebra en este espacio su vínculo inquebrantable con Porsche. Una relación que lo ha llevado a recorrer los circuitos más emblemáticos de Estados Unidos, desde Sebring hasta Laguna Seca. Creció en Los Ángeles en la década de 1960, una época en la que Porsche ya era un símbolo de estatus y deportividad. «Recuerdo ver constantemente modelos Porsche de colores vivos por la calle, ya fueran 356, 911 o 914», rememora Raimist. «¡Me quedaba embobado mirándolos!». Fue entonces cuando nació su sueño de no solo admirarlos, sino de conducirlos.

Tras graduarse en 1971, se mudó a Hollywood y comenzó a trabajar en la industria cinematográfica. El sector estaba en pleno auge, y en tan solo dos años había ahorrado lo suficiente para hacer su sueño realidad. Con 20 años, compró su primer Porsche 911 en un concesionario de Hollywood. Era un 911 T Targa de 1973 en marrón Sepia. «Fue amor a primera vista», confiesa Raimist. «Nunca había visto ese color en Los Ángeles, y quería llamar la atención, aunque pronto descubrí que no era el único al que le gustaba ese tono».

El marrón Sepia fue un color especial ofrecido en 1970 y 1971, y luego se convirtió en pintura de serie durante los dos años siguientes. En total, se vendieron 1.283 unidades del 911 en este tono, 477 de ellas con carrocería Targa. Y uno de ellos, el primero de Raimist, aún permanece en su garaje, como un testigo silencioso de una vida dedicada a Porsche. Este coche marcó el rumbo de su futuro, tanto en lo profesional como en lo personal.

De la calle al circuito: Un 911 preparado para la competición

Tras casi diez años y 160.000 kilómetros, Raimist guardó su 911 cuando se mudó a San Diego. Pero su pareja de entonces, Paula, lo animó a volver a disfrutarlo en la carretera. Y Raimist no solo lo sacó del garaje, sino que lo preparó para competir en carreras amateur. Le añadió aletas ensanchadas RS originales de acero inoxidable, un volante deportivollantas y neumáticos más grandes y, finalmente, un motor de 3.2 litros de 1986.

Inicialmente, sus disciplinas favoritas fueron el autocross y las pruebas cronometradas. Se unió al Porsche Club of America y participó en eventos para aficionados en San Diego y sus alrededores. Pero la ambición de Raimist no se detuvo ahí.

Para participar en carreras como miembro del L. A. Porsche Owners’ Club, en 1993 adquirió su siguiente 911, un Coupé de 1973, que encargó transformar según las especificaciones RSR. «En 1994 le siguió un 911 Carrera RSR 3.8 (964) de fábrica«, recuerda Raimist. «Con ese coche participé en pruebas del campeonato PCA Club Racing en todo el país, desde Sebring hasta Road Atlanta, pasando por Lime Rock Park, Watkins Glen, Road America y Laguna Seca. El camino hacia el automovilismo profesional ya no estaba lejos».

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Daytona y el salto al profesionalismo: La pasión se convierte en carrera

2025 Porsche marrón Sepia colección. Imagen.
Foto: Porsche

Lo que parecía un pequeño paso se convirtió en un gran salto cuando, en 1995, con 41 años, Raimist obtuvo una plaza en un 911 Cup para las 24 Horas de Daytona. Con el equipo de Larry Schumacher, un veterano de las carreras de resistencia, Raimist terminó esta prestigiosa competición en el 27º puesto de una parrilla de 74 participantes. «Para mí, como aficionado, fue pura emoción», recuerda. «Esa experiencia fue lo que realmente encendió la llama en mí».

El siguiente paso en su carrera automovilística fue fundar su propio equipo de carreras, llamado A.R.E., con el que compitió ese mismo año en tres pruebas del campeonato IMSA-GTP, terminando tercero en Laguna Seca. En 1996, volvió a participar en Daytona como piloto y propietario del equipo, logrando un sensacional sexto puesto en la clasificación general y segundo en su categoría. «En ese momento», cuenta entre risas, «empezaron mis 15 minutos de gloria».

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Dirigir un equipo de éxito es una tarea muy exigente, y esto obligó finalmente a Raimist a abandonar su faceta de piloto. Como Jefe del Equipo A.R.E., siguió destacando en el IMSA durante varios años hasta que, finalmente, se retiró de la primera línea del automovilismo en el año 2000.

Más allá del automovilismo: Una vida dedicada a la pasión

Con el cambio de milenio, Raimist se trasladó a Florida, donde ayudó a otros pilotos de Porsche en sus ambiciones automovilísticas y se dedicó a nuevas actividades. También se siente cómodo sobre dos ruedas y lleva más de 40 años siendo un entusiasta de la bicicleta. En esta disciplina, naturalmente, también compite. A lo largo de cuatro décadas, ha participado en un sinfín de carreras de ciclismo en pista y carretera y, actualmente, dirige una tienda de bicicletas en Jupiter. Su vida es un ejemplo de cómo la pasión puede ser el motor de una existencia plena y diversa.

El legado sepia continúa: Una colección en expansión

2025 Porsche marrón Sepia colección.
Foto: Porsche

Pero, en cualquier caso, su pasión por la firma de Zuffenhausen se ha mantenido intacta hasta el día de hoy, especialmente cuando se trata de vehículos con un color concreto. En el garaje de Raimist, el clásico Targa comparte protagonismo con un 911 Targa 4 GTS (992) que adquirió en 2023 y un 718 Spyder RS que se incorporó a la colección un año más tarde. Tres Porsche con más de 50 años de diferencia entre sí, pero pintados en el mismo color histórico. En la actualidad, el marrón Sepia se puede elegir a través del programa Paint to Sample. Además de estos tres coches, Raimist posee un 718 Spyder de 2022, dos 911 del año 1973 y un 914. Todos los vehículos se utilizan con regularidad, lo que demuestra que para Raimist, los Porsche son mucho más que objetos de colección; son compañeros de viaje.

Como piloto y responsable de equipo, Richard Raimist llevaba una vida llena de adrenalina. Desde que se retiró de la competición, se lo toma con más calma, pero su pasión sigue viva. Comparte sus experiencias en las redes sociales y participa durante todo el año en eventos automovilísticos en Florida. Su colección Porsche de color marrón Sepia siempre llama la atención y ya es famosa en la comunidad local.

Y la historia continúa. «Acabo de enterarme de que Porsche nos ha dado luz verde para un nuevo 718 Cayman GT4 RS», anuncia Raimist ilusionado en su garaje. «Así que este verano se va a sumar el cuarto coche marrón». Está claro que el efecto sepia sigue cautivando a este entusiasta de Porsche, y que su legado seguirá creciendo. La pasión por Porsche, como el buen vino, mejora con el tiempo. Y la historia de Richard Raimist es una prueba irrefutable de ello. El marrón Sepia es más que un color; es un símbolo de una vida dedicada a la pasión, la competición y la búsqueda de la excelencia. Es el color de un sueño que sigue vivo.

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