A principios de julio, la tranquila localidad costera de Benalmádena se vio sacudida por un inusual y desafortunado accidente. Un hombre de 50 años perdió el control de su coche mientras conducía cerca de la Playa de Torremuelle, y el vehículo acabó cayendo por un acantilado hasta quedar sumergido en el mar. Afortunadamente, el conductor sobrevivió al accidente y fue trasladado con heridas al Hospital Clínico Universitario, pero la historia del coche no terminó allí.
Lo que podría haber sido una noticia pasajera sobre un accidente de tráfico se ha convertido en un tema de constante malestar para los vecinos. Varios meses después, el coche sigue hundido en la misma posición, parcialmente sumergido en las aguas de la playa. Para los residentes y turistas, esta situación ha dejado de ser una simple curiosidad para transformarse en un símbolo de la falta de acción de las autoridades.
Un coche atrapado en aguas poco profundas
El vehículo se ha convertido en un incómodo recordatorio de la gestión deficiente y las disputas burocráticas en Benalmádena que han dejado un coche abandonado en una de las playas más pintorescas de la Costa del Sol. El automóvil, que aterrizó bocabajo tras el accidente, quedó atrapado en una zona de la costa que no es especialmente profunda. Durante la marea baja, el mar apenas cubre las ventanillas del vehículo, lo que hace que sea visible desde la orilla.
Esta insólita imagen ha generado asombro, pero también preocupación, ya que la presencia del coche en el agua podría representar un peligro potencial tanto para el medio ambiente como para los bañistas. La situación ha suscitado preguntas entre los vecinos y visitantes sobre cómo un carro puede permanecer tanto tiempo en el agua sin que se tomen medidas para su retirada. La respuesta, al parecer, radica en la complejidad del rescate.
Los altos costos de la retirada en Benalmádena
El coste estimado para retirar el coche del agua ronda los 3.000 euros, una cifra que ha generado controversia entre las autoridades locales de Benalmádena, las aseguradoras y otros actores involucrados. Nadie parece dispuesto a asumir la responsabilidad de pagar por la extracción. A pesar de las quejas de los residentes y la creciente indignación en redes sociales, el coche permanece sumergido en su improvisado “cementerio” acuático.
Por un lado, las aseguradoras involucradas han evitado asumir los costos de la retirada, alegando que la responsabilidad recae en el propietario del vehículo o en las autoridades locales. Por otro, la Dirección General de Costas ha señalado al Ayuntamiento como el ente responsable de la limpieza y mantenimiento de las playas, incluyendo la retirada del vehículo. Sin embargo, el consistorio ha alegado que se trata de una operación que requiere medios que no tienen disponibles, retrasando así la solución del problema.