La Guardia Civil de Tráfico utiliza todo tipo de recursos para ordenar la circulación con seguridad, desde las clásicas señales con los brazos hasta las luces intermitentes de sus vehículos. Sin embargo, hay un método que a menudo pasa desapercibido, pero que es vital que conozcas. Señales que encierran mensajes claros y concisos sobre lo que está ocurriendo en la carretera por delante. Entenderlos es fundamental, tanto para reaccionar a tiempo como para evitar cometer infracciones.
La próxima vez que te las encuentres, sabrás qué hacer y que no te pille desprevenido. Recuerda que el desconocimiento no exime de la obligación, ni te libra de la multa.
3Amarillo: Alerta, precaución y posible peligro

Si el agente te muestra un banderín amarillo, el mensaje cambia, pero sigue siendo de vital importancia: extrema la atención porque se aproxima un peligro. Es como un semáforo en ámbar, pero con una capa extra de advertencia. No significa que tengas que parar de inmediato, como con el banderín rojo, pero sí que debes reducir la velocidad y estar preparado para cualquier eventualidad. Es una llamada a la prudencia y a la máxima concentración en la conducción.
Puede ser que más adelante haya un tramo con obras sin señalizar, un obstáculo inesperado en la calzada, un vehículo averiado que aún no ha sido retirado, un bache enorme que podría dañar tu coche o incluso condiciones meteorológicas adversas que están empezando a afectar la visibilidad o el agarre de la carretera, como una densa niebla o una fuerte lluvia. También se utiliza para indicar la proximidad de un control de tráfico, donde quizás debas detenerte más adelante.
La Guardia Civil, en sus propias redes sociales, ha insistido en que este banderín te exige «extremar la atención o la proximidad de un peligro». Así que, cuando lo veas, piensa que estás entrando en una zona donde la carretera podría cambiar de un momento a otro y exige toda tu capacidad de reacción. Mantén la distancia de seguridad, reduce la velocidad y prepárate para cualquier sorpresa.