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martes, 20 mayo 2025

El consejo de la Guardia Civil de Tráfico para evitar el llamado ‘efecto acordeón’

En el complejo mundo de la seguridad vial, existen fenómenos que, pese a ser habituales, aún son desconocidos para muchos conductores. Uno de ellos es el llamado ‘efecto acordeón’, un término que describe las oscilaciones en la velocidad de los vehículos que se producen en condiciones de tráfico denso.

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Esta situación no solo es causa de frustración entre los conductores, sino que también incrementa el riesgo de accidentes y congestionamientos. La Guardia Civil de Tráfico, consciente de la importancia de prevenir este fenómeno, ha brindado una serie de consejos para evitarlo, recomendaciones que comparto con la profundidad que treinta años de carrera en el periodismo digital me han otorgado.

CONOCIENDO EL ‘EFECTO ACORDEÓN’

CONOCIENDO EL 'EFECTO ACORDEÓN'

Para entender cómo prevenir el ‘efecto acordeón’, primero debemos comprender qué es y cómo se produce. Este término hace referencia a la dinámica que se genera cuando un vehículo reduce su velocidad y los que le siguen deben hacer lo mismo de manera sucesiva. El resultado es una cadena de frenadas que se propaga hacia atrás, creando una serie de detenciones y aceleraciones que recuerdan al movimiento de un acordeón. La base de este problema se encuentra en la reacción en cadena que provoca un solo conductor al frenar de forma brusca o sin necesidad.

Una de las principales causas del ‘efecto acordeón’ es la falta de previsión y el seguimiento demasiado cercano entre vehículos. En circunstancias ideales, si todos los conductores mantuvieran una distancia prudencial, el tráfico fluiría de manera más homogénea. Sin embargo, en la realidad, factores como distracciones, impaciencia o simplemente desconocimiento llevan a comportamientos que terminan afectando al flujo general.

El ‘efecto acordeón’ no solo es un problema de comodidad; tiene consecuencias directas sobre la seguridad vial. Las frenadas inesperadas pueden provocar colisiones por alcance y, a su vez, aumentar la probabilidad de accidentes graves. Además, cuando se forma un ‘efecto acordeón’, el riesgo de que se generen atascos es mayor, lo que empeora la congestión del tráfico y aumenta los tiempos de desplazamiento.

PILARES PARA EVITAR EL ‘EFECTO ACORDEÓN’ SEGÚN GUARDIA CIVIL

Para combatir este fenómeno, la Guardia Civil de Tráfico propone una serie de medidas que se asientan fundamentalmente en el comportamiento de los conductores al volante. La primera clave radica en la anticipación: observar con detenimiento el flujo de tráfico y las señales permite reaccionar de forma más suave y progresiva, sin necesidad de frenadas bruscas. El consejo es mantener la vista no solo en el vehículo de enfrente, sino también observar lo que ocurre varios coches más adelante.

El mantenimiento de una distancia de seguridad adecuada es, quizás, el consejo más repetido pero también el más ignorado. Esta distancia permite tener un margen de maniobra suficiente para frenar sin causar reacciones bruscas en los vehículos que circulan detrás. Asimismo, la distancia de seguridad varía en función de la velocidad y las condiciones de la vía, por lo que ajustarla adecuadamente es esencial.

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El uso correcto del freno motor también es un aliado en la prevención del ‘efecto acordeón’. Al desacelerar con el motor, se evitan frenadas repentinas, y se da tiempo al conductor que sigue para reaccionar de manera adecuada. Además, el freno motor contribuye a un menor desgaste de los frenos y una conducción más eficiente desde el punto de vista del consumo de combustible.

La Guardia Civil de Tráfico insiste también en la importancia de evitar maniobras bruscas y cambios frecuentes de carril. Estas acciones, lejos de ahorrar tiempo, suelen contribuir a la aparición del ‘efecto acordeón’. Mantener una conducción serena y constante es un factor determinante para asegurar un tráfico fluido.

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EL IMPACTO DEL ‘EFECTO ACORDEÓN’ EN LA SOCIEDAD

EL IMPACTO DEL 'EFECTO ACORDEÓN' EN LA SOCIEDAD

Los beneficios de atenuar el ‘efecto acordeón’ tienen un alcance que va más allá de la experiencia individual de cada conductor. Cuando se logra reducir la incidencia de este fenómeno, se obtienen mejoras significativas en el flujo del tráfico y, por ende, en la calidad de vida de los ciudadanos. La reducción de tiempos de viaje es un beneficio inmediato, lo cual tiene un impacto directo en la productividad y el bienestar personal.

Otro aspecto que no debe pasarse por alto es la diminución de emisiones contaminantes. Los vehículos en movimiento continuo y a velocidades estables emiten menos gases nocivos en comparación con los que están constantemente acelerando y frenando. Por tanto, aminorar el ‘efecto acordeón’ contribuye también a la lucha contra el cambio climático.

En términos de accidentalidad, los estudios muestran que una circulación más fluida y previsible disminuye el número de siniestros y, con ello, los gastos asociados a emergencias y reparaciones de infraestructuras. Lograr una conducción más civilizada y responsable no solo beneficia a quienes están tras el volante, sino a la sociedad en su conjunto.

LA PSICOLOGÍA DEL CONDUCTOR ANTE EL TRÁFICO

La psicología detrás del comportamiento del conductor es un aspecto que merece atención especial al hablar del ‘efecto acordeón’. Las reacciones humanas son, a menudo, el motor de este fenómeno, y entenderlas puede ayudarnos a prevenirlo. El estrés del conductor provocado por la congestión del tráfico puede acarrear una serie de reacciones irracionales, como frenar o acelerar de manera brusca sin una causa real que lo justifique.

Por otro lado, la percepción de control sobre la situación es clave. Cuando un conductor se siente atrapado en el tráfico, su tendencia es buscar rutas alternativas o cambios de carril, aunque estadísticamente esto conlleve pocos beneficios reales. La ilusión de progreso al cambiar de carril crea, en realidad, mayores perturbaciones en el flujo vehicular.

El componente de conciencia social es otro factor: la tendencia a imitar acciones de otros conductores o a reaccionar en consecuencia a sus maniobras es alta. Por tanto, promover una cultura de conducción donde se valore la colectividad frente al beneficio individual podría contribuir significativamente a la disminución del ‘efecto acordeón.

El impacto del uso de tecnologías como los sistemas de navegación GPS que sugieren rutas alternativas puede ser ambivalente. Si bien pueden ayudar a aliviar el tráfico en áreas congestionadas, su uso generalizado puede llevar a cambios de carril y rutas ineficientes entre una masa crítica de conductores, potenciando el problema.

EL ROL DE LA INFRAESTRUCTURA VIAL

EL ROL DE LA INFRAESTRUCTURA VIAL

La infraestructura vial tiene, asimismo, un papel crucial en la prevención del ‘efecto acordeón’. Un diseño carretero que contemple una distribución equitativa del tráfico ya un uso inteligente de señales y dispositivos de control puede reducir significativamente los cuellos de botella que dan pie al fenómeno.

La implementación de carriles adicionales de aceleración y desaceleración facilita las incorporaciones y salidas de la vía, evitando así frenadas súbitas. La gestión de flujos vehiculares en horas punta a través de sistemas de semáforos inteligentes o la habilitación temporal de carriles reversibles son ejemplos de soluciones infraestructurales con impacto positivo.

La adecuación de carriles exclusivos para vehículos de alta ocupación (VHO) promueve una utilización más eficiente del espacio vial, al incentivar el transporte compartido y reducir el número de vehículos en circulación.

Es imperativo también considerar que el mantenimiento del asfalto y la señalización adecuada contribuyen a una visibilidad óptima y una conducción segura, elementos que reducen la incertidumbre en la conducción y, por ende, las reacciones bruscas que generan el ‘efecto acordeón’.

LA INCIDENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

En este mundo tecnológicamente avanzado, el ‘efecto acordeón’ también puede ser combatido con innovaciones en el sector automotriz. Los vehículos equipados con sistemas de asistencia a la conducción pueden mantener la distancia y velocidad adecuadas de manera automática, minimizando así las reacciones humanas que desencadenan el fenómeno.

La comunicación entre vehículos, o V2V (Vehicle-to-Vehicle), está emergiendo como una solución prometedora. Si un coche frena repentinamente, puede comunicarlo instantáneamente a los vehículos cercanos, permitiendo una reacción mucho más rápida y coordinada que reduce la posibilidad de frenazos en cadena. Las redes inteligentes (smart grids) de tráfico integrarán en el futuro cercano esta tecnología para prever y gestionar en tiempo real las condiciones de tráfico.

Por otro lado, no podemos obviar el potencial de los vehículos autónomos. Estos prometen una conducción optimizada y sinotizadas que podría eliminar en gran medida el ‘efecto acordeón’. Sin embargo, mientras su adopción no sea masiva, su influencia en el tráfico actual es limitada.

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