Seguro que te ha pasado. Introduces una dirección en Google Maps y te sugiere una ruta que no es la más directa. Quizá hay un camino más corto, pero la app insiste en llevarte por una autovía o carretera secundaria más larga. Lo primero que piensas es por qué te hace dar más vueltas. Pero lo cierto es que el gigante tecnológico no se ha vuelto loco ni pretende fastidiarte el viaje.
Google Maps no está diseñado para llevarte por el camino más corto en distancia, sino por el más eficiente en cuanto a tiempo, seguridad e impacto ambiental. La aplicación analiza en tiempo real miles de variables antes de darte una ruta: desde el tráfico hasta la calidad del pavimento, el número de semáforos o el tipo de vía. Para que llegues lo antes posible, pero también de forma segura y sostenible.
5El copiloto que todo lo ve

Además de calcular la mejor ruta, Google Maps incluye otras funciones muy útiles que no todos los conductores aprovechan. Una de ellas es el detector de radares, una herramienta perfecta para evitar multas inesperadas y mantenerse siempre informado. Las alertas se pueden activar entrando en el perfil, ‘Configuración de la cuenta’ y ‘Preferencias de navegación’.
Otra función interesante es el velocímetro integrado. Obtenido a través del GPS, el dato suele ser más preciso que el que marca el propio cuadro de instrumentos del coche, que tiende a mostrar una velocidad ligeramente inferior a la real. Gracias a esa utilidad, podrás ajustar tu conducción con mayor exactitud, especialmente al circular por tramos controlados por radar.