Seguro que te ha pasado. Introduces una dirección en Google Maps y te sugiere una ruta que no es la más directa. Quizá hay un camino más corto, pero la app insiste en llevarte por una autovía o carretera secundaria más larga. Lo primero que piensas es por qué te hace dar más vueltas. Pero lo cierto es que el gigante tecnológico no se ha vuelto loco ni pretende fastidiarte el viaje.
Google Maps no está diseñado para llevarte por el camino más corto en distancia, sino por el más eficiente en cuanto a tiempo, seguridad e impacto ambiental. La aplicación analiza en tiempo real miles de variables antes de darte una ruta: desde el tráfico hasta la calidad del pavimento, el número de semáforos o el tipo de vía. Para que llegues lo antes posible, pero también de forma segura y sostenible.
4Más vale seguro que directo

Otro factor clave que influye en la elección de la ruta es la seguridad. Aunque cortas, algunas carreteras secundarias pueden ser estrechas, estar mal asfaltadas o tener visibilidad reducida. Google Maps lo sabe y, por eso, evita sugerirlas si hay alternativas más seguras aunque algo más largas.
Si alguna vez has seguido una ruta alternativa que te pareciera extrañamente tranquila, es porque el algoritmo considera que ese camino tiene menos riesgos, sobre todo en condiciones climáticas adversas. Maps prefiere un trayecto cinco minutos más largo si eso significa ir por una carretera más estable y con menos peligros.