Seguro que te ha pasado. Introduces una dirección en Google Maps y te sugiere una ruta que no es la más directa. Quizá hay un camino más corto, pero la app insiste en llevarte por una autovía o carretera secundaria más larga. Lo primero que piensas es por qué te hace dar más vueltas. Pero lo cierto es que el gigante tecnológico no se ha vuelto loco ni pretende fastidiarte el viaje.
Google Maps no está diseñado para llevarte por el camino más corto en distancia, sino por el más eficiente en cuanto a tiempo, seguridad e impacto ambiental. La aplicación analiza en tiempo real miles de variables antes de darte una ruta: desde el tráfico hasta la calidad del pavimento, el número de semáforos o el tipo de vía. Para que llegues lo antes posible, pero también de forma segura y sostenible.
3El algoritmo que lo calcula todo

Google Maps no es solo un mapa. Es una herramienta de navegación que utiliza inteligencia artificial y big data. Su algoritmo analiza millones de puntos de datos en tiempo real. No solo el tráfico; también considera accidentes, zonas en obras, lugares restringidos y la velocidad media de circulación según la hora del día.
La aplicación utiliza los datos de los usuarios que ya han hecho el mismo recorrido antes. Por ejemplo, si muchos conductores reducen la velocidad drásticamente en un tramo, el sistema interpreta que hay algún obstáculo, bache o riesgo en la vía, y lo penaliza en su cálculo. Así, aunque ese camino sea más corto, podría ser menos recomendable.