Seguro que te ha pasado. Introduces una dirección en Google Maps y te sugiere una ruta que no es la más directa. Quizá hay un camino más corto, pero la app insiste en llevarte por una autovía o carretera secundaria más larga. Lo primero que piensas es por qué te hace dar más vueltas. Pero lo cierto es que el gigante tecnológico no se ha vuelto loco ni pretende fastidiarte el viaje.
Google Maps no está diseñado para llevarte por el camino más corto en distancia, sino por el más eficiente en cuanto a tiempo, seguridad e impacto ambiental. La aplicación analiza en tiempo real miles de variables antes de darte una ruta: desde el tráfico hasta la calidad del pavimento, el número de semáforos o el tipo de vía. Para que llegues lo antes posible, pero también de forma segura y sostenible.
2La sostenibilidad también importa

Otro de los grandes motivos por los que Google Maps puede evitar rutas cortas es el impacto medioambiental. En los últimos años, muchos países, incluido España, han adoptado leyes para reducir las emisiones contaminantes en carretera. Alineado con estas políticas, Google ha incorporado esta variable a sus rutas.
La app selecciona el itinerario donde tu vehículo generará menos CO2. Una subida constante o una carretera con mucho frenar y arrancar, aunque sea más corta, puede hacer que el coche consuma más. En cambio, una vía más larga, pero de conducción fluida, puede ser más eficiente. Y no solo te ahorra combustible, también colabora con la reducción de emisiones.