En los últimos años, una transformación silenciosa pero significativa ha tenido lugar en las carreteras españolas. Las tradicionales estaciones de servicio con empleados atendiendo a los conductores han dado paso a un modelo más automatizado, rápido y económico: las gasolineras sin personal. Desde 2020, este tipo de estaciones se ha multiplicado por cuatro en todo el país, y su auge no es casual. Factores como el ahorro, la digitalización y el cambio en los hábitos de consumo están redefiniendo cómo repostamos nuestros vehículos.
Esta evolución está lejos de ser una moda pasajera. La proliferación de las gasolineras desatendidas responde a una nueva lógica empresarial y a las preferencias de una población cada vez más acostumbrada a la autosuficiencia. Pero ¿qué hay detrás de esta revolución silenciosa? ¿Qué las hace tan atractivas y por qué cada vez más españoles optan por ellas?
2El precio como principal atractivo

Uno de los factores que más influye en la popularidad de estas gasolineras es el precio del combustible. En general, repostar en una estación sin personal puede ser entre 5 y 10 céntimos más barato por litro que en una estación convencional. En un repostaje completo, la diferencia puede alcanzar fácilmente los cinco euros.
Este ahorro ha hecho que muchos conductores modifiquen sus hábitos y recorran unos kilómetros extra con tal de encontrar una de estas estaciones. Para muchos, la ausencia de servicios complementarios (como cafetería o tienda) no representa una gran pérdida si se compensa con una rebaja en el precio del combustible.