El precio del combustible es una de las preocupaciones constantes de los conductores en España. Con el aumento de los costes energéticos, las fluctuaciones del petróleo y la llegada masiva de vehículos eléctricos e híbridos, la pregunta que muchos se hacen es sencilla pero crucial: ¿qué opción es realmente más barata para recorrer 100 km? ¿gasolina, diésel o electricidad?
No se trata solo de mirar el precio que marca el surtidor o la factura eléctrica, sino de calcular el gasto real que supone mover el coche esa distancia. Factores como el consumo medio del vehículo, la tarifa eléctrica contratada o incluso la disponibilidad de puntos de recarga pueden cambiar mucho el resultado final.
Un reciente análisis, elaborado con datos de AEDIVE (Asociación para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica) y del Ministerio para la Transición Ecológica, ha puesto cifras actualizadas a esta cuestión. Y aunque muchos podrían pensar que la respuesta es obvia, los resultados muestran matices interesantes que pueden ayudarte a decidir qué coche conviene más a tu bolsillo.
6Más allá del coste: otros factores a tener en cuenta

Si bien el precio por 100 km es un dato fundamental, no es el único elemento que debería influir en la elección del combustible. La autonomía, la disponibilidad de puntos de repostaje, las emisiones de CO₂, el mantenimiento y las ayudas fiscales son también piezas clave en el puzzle.
Un coche eléctrico, por ejemplo, puede ser más barato de mover, pero requiere planificar las recargas en viajes largos y asumir una inversión inicial más alta. Un diésel, en cambio, puede no tener restricciones en carretera, pero sí en zonas de bajas emisiones en algunas ciudades.
La decisión final dependerá de tu uso habitual, tu presupuesto y las facilidades que tengas para recargar o repostar. Lo que está claro es que, si buscas el menor coste por kilómetro y puedes cargar en casa, la electricidad es la apuesta más sólida en la España de 2025.