Llenar el depósito de un superdeportivo puede ser una experiencia tan llamativa como el propio coche. Pero lo ocurrido en una gasolinera ha dejado a muchos con la boca abierta, sobre todo al trabajador de la estación de servicio. El conductor llega con su flamante Ferrari rojo, para junto al surtidor y pide que le ponga 10 €. Sí, solo 10 €.
La surrealista escena, subida a Instagram, rápidamente se ha hecho viral. La cara de incredulidad del gasolinero es digna de ver. No solo por lo irrisorio del importe, sino por la contradicción que supone ver un coche valorado en miles de euros con un dueño que escatima en combustible. ¿Broma, ironía o simple realidad económica? El debate está servido.
4El Ferrari: símbolo de lujo… ¿y de contradicción?

Tener un Ferrari es tener un icono del lujo, el diseño y la velocidad. No es un coche para cualquiera, ni por su precio ni por mantenimiento. Llenar su depósito puede costar más que una compra semanal para una familia. Ahí la paradoja: ver a su propietario midiendo cada euro como si condujese un utilitario de los años 90, descoloca.
¿Es un millonario haciendo humor? ¿Un influencer en busca de likes? ¿Alguien que alquiló el coche por unas horas para un vídeo viral? Cualquier opción es posible, pero todas comparten un mismo resultado: una imagen chocante que desata todo tipo de interpretaciones. Porque, en el fondo, un Ferrari con 10 € de gasolina no deja de ser un símbolo contradictorio.