Llenar el depósito de un superdeportivo puede ser una experiencia tan llamativa como el propio coche. Pero lo ocurrido en una gasolinera ha dejado a muchos con la boca abierta, sobre todo al trabajador de la estación de servicio. El conductor llega con su flamante Ferrari rojo, para junto al surtidor y pide que le ponga 10 €. Sí, solo 10 €.
La surrealista escena, subida a Instagram, rápidamente se ha hecho viral. La cara de incredulidad del gasolinero es digna de ver. No solo por lo irrisorio del importe, sino por la contradicción que supone ver un coche valorado en miles de euros con un dueño que escatima en combustible. ¿Broma, ironía o simple realidad económica? El debate está servido.
3Entre la broma y la crítica social

El vídeo de Instagram ha generado un aluvión de comentarios. Algunos lo han interpretado como una broma o parte de algún tipo de contenido humorístico para las redes sociales. Otros han ido más allá y lo han leído como una crítica mordaz a la subida de precios de la gasolina.
Y es que pone sobre la mesa una realidad que afecta a millones de personas. El aumento del precio del combustible ha tocado el bolsillo incluso a quienes no miraban el coste al repostar. Aunque el del Ferrari puede ser un caso aislado o una simple puesta en escena, representa a su modo el sentir generalizado de una sociedad que ve con preocupación el gasto en movilidad.