Pero es que este Ferrari 275 GTB Competizione no es un Ferrari «cualquiera», y lo digo sin menospreciar a cualquier modelo del cavallino rampante, que ya me gustaría a mi tener aparcado en mi garaje.
Una unidad destinada a las carreras
Se trata de una unidad con el número de chasis 09079, y es la unidad 11 de las 12 que se han fabricado de este exclusivo vehículo. Los Ferrari 275 GTB Competizione se diferenciaban del resto por su mayor ligereza, pues su carrocería presentaba paneles fabricados en aluminio, por lo que se ahorraba nada menos que 150 kilos respecto al resto. Aquí no acaba la cosa, ya que sumaba unos tanques de combustible de mayor tamaño con los que alimentar su propulsor 3.3 V12 atmosférico y que contaba con seis carburadores Weber. Esta mecánica era capaz de proporcionar más de 300 CV de potencia.
Ganador de las 24 Horas de Le Mans
Esta unidad concreta ha participado en competición y tiene «pedigree», pues consiguió en 1967 proclamarse victorioso en las 24 Horas de Le Mans, en la categoría GT. Por aquellos entonces lucía la decoración de la Scuderia Filipinetti y era pilotado por Dieter Spörry y Gianwirco Steinemann. Dos años mas tarde también conseguía imponerse en los 1.000 kilómetros de Spa y en los 500 kilómetros de Imola.
A finales de 1980 el vehículo fue restaurado por completo de acuerdo a las especificaciones originales, por lo que se ganó el certificado de autenticidad por la división Ferrari Classiche en Maranello.
En la subasta celebrada en Arizona se han pagado más de nueve millones de dólares por esta unidad única, lo que vienen a ser más de 8 millones de euros, el precio más alto jamás pagado por un Ferrari 275. Con semejante precio de venta, este Ferrari se convierte en uno de los coches más caros en el mundo de las subastas, donde en 2014 triunfó la marca del Cavallino Rampante.
