Con la llegada del verano, las temperaturas extremas no solo afectan a los conductores, sino también a los vehículos. Uno de los sistemas más vulnerables del coche durante las olas de calor es el de los frenos. La combinación de altas temperaturas ambientales y el calor generado por la fricción puede provocar fallos peligrosos que, si no se detectan a tiempo, ponen en riesgo la seguridad de los ocupantes. Problemas como el “fading” o el “vapour lock” se vuelven más frecuentes, y entenderlos puede marcar la diferencia entre frenar a tiempo o sufrir un accidente.
5El papel de la industria en soluciones para el futuro

Ante esta situación, los fabricantes de componentes están respondiendo con investigación y desarrollo. Desde hace años, invierten en crear materiales que superen el rendimiento de los antiguos compuestos con amianto —prohibidos desde 1999— y que soporten mejor las altas temperaturas. Esta nueva generación de frenos no solo busca mejorar la seguridad, sino también aumentar la durabilidad y el confort de frenado.