Con la llegada del verano, las temperaturas extremas no solo afectan a los conductores, sino también a los vehículos. Uno de los sistemas más vulnerables del coche durante las olas de calor es el de los frenos. La combinación de altas temperaturas ambientales y el calor generado por la fricción puede provocar fallos peligrosos que, si no se detectan a tiempo, ponen en riesgo la seguridad de los ocupantes. Problemas como el “fading” o el “vapour lock” se vuelven más frecuentes, y entenderlos puede marcar la diferencia entre frenar a tiempo o sufrir un accidente.
4Cómo evitar estos problemas con mantenimiento y conducción preventiva

La mejor herramienta contra estos fallos es la prevención. Desde ECEC (Elige Calidad, Elige Confianza), se recomienda revisar regularmente las pastillas, los discos y el líquido de frenos. Si estos elementos presentan signos de desgaste, vibraciones, ruidos o un tacto anómalo en el pedal, lo ideal es llevar el coche a revisión antes de que los síntomas se conviertan en fallos graves.
También se aconseja apostar por componentes de alta calidad, especialmente aquellos diseñados para disipar mejor el calor. Pastillas de freno con mezclas optimizadas y discos con ventilación reforzada pueden marcar la diferencia. De igual forma, cambiar el líquido de frenos antes del verano ayuda a prevenir el vapour lock y mejora la eficiencia global del sistema.
En cuanto a la conducción, hay algunos hábitos que pueden ayudarte a conservar los frenos: reducir la velocidad con antelación, evitar frenadas bruscas y utilizar el freno motor siempre que sea posible, especialmente en descensos largos.