Con la llegada del verano, las temperaturas extremas no solo afectan a los conductores, sino también a los vehículos. Uno de los sistemas más vulnerables del coche durante las olas de calor es el de los frenos. La combinación de altas temperaturas ambientales y el calor generado por la fricción puede provocar fallos peligrosos que, si no se detectan a tiempo, ponen en riesgo la seguridad de los ocupantes. Problemas como el “fading” o el “vapour lock” se vuelven más frecuentes, y entenderlos puede marcar la diferencia entre frenar a tiempo o sufrir un accidente.
3Otros efectos del calor en el sistema de frenado

Más allá del fading y el vapour lock, el calor también puede dañar otros componentes críticos del sistema de frenos. Por ejemplo, los retenes pueden perder su estanqueidad, lo que provoca fugas de líquido. Los sensores ABS, expuestos a altas temperaturas, también pueden fallar o arrojar errores. Incluso los cables y conectores eléctricos cercanos pueden sufrir daños si no están bien protegidos.
En conjunto, todos estos elementos hacen que el rendimiento del sistema de frenado disminuya justo cuando más lo necesitas: en condiciones de alta carga térmica, tráfico denso y largas distancias bajo el sol. Por eso, no se trata solo de cambiar piezas desgastadas, sino de entender cómo afecta el entorno al comportamiento del coche.