Volver de la playa después de unos días de descanso siempre trae consigo el coche cubierto de restos que parecen imposibles de eliminar. Ese brillo mate en la pintura, el cristal con huellas blanquecinas y la arena acumulada en las alfombrillas no son simples molestias estéticas: son señales de que tu vehículo ha sufrido el contacto con el entorno marino.
Muchos conductores cometen el error de pensar que basta con pasar la pistola de agua a presión. Sin embargo, según los expertos en detailing, esta práctica no solo es poco eficaz, sino que también puede ser contraproducente. El salitre, la arena y la humedad necesitan un tratamiento mucho más delicado y especializado si no quieres que tu coche envejezca antes de tiempo.
2El error de la pistola de presión

A primera vista, la manguera a presión parece la mejor aliada contra la suciedad. El agua a chorros despega arena y barro; pero lo que muchos no saben es que este tipo de lavado puede dañar juntas, sensores y zonas sensibles del vehículo. El impacto del agua a gran velocidad puede incluso empujar arena y sal a rincones donde resultará más difícil eliminarlas.
Además, el consumo de agua es desproporcionado. Según la OCU, un lavado con pistola de presión puede gastar hasta 500 litros por coche. En un contexto donde el ahorro hídrico es esencial, optar por este método no es lo más responsable. Un túnel de lavado moderno, por ejemplo, puede reducir el consumo casi a la mitad y reutilizar gran parte del agua empleada.