¿Preparando ya las maletas para disfrutar de unas merecidas vacaciones? Es normal que la emoción del viaje te embargue, pero antes de lanzarte a la carretera, hay un detalle fundamental que muchos pasan por alto y que podría convertir tu sueño en una pesadilla. Y si no le prestas atención, puedes acabar en una cuneta esperando a la grúa. Lo más curioso de todo es que se trata de algo muy fácil de prevenir. Hablamos de vigilar la presión de los neumáticos.
La importancia de revisar los neumáticos

Los neumáticos del coche son como las zapatillas de un atleta. Si van desatadas o demasiado apretadas, está claro que podrá rendir al máximo ni será seguro que corra a toda velocidad. Con tu coche pasa lo mismo. La presión correcta en las ruedas es fundamental para la seguridad, el rendimiento y la durabilidad de tu vehículo. No solo afecta a cómo se comporta el coche en la carretera, sino también a tu bolsillo y al medio ambiente. Y cuando se trata de viajes largos, cada uno de estos factores tiene una relevancia especial.
La presión incorrecta, un enemigo invisible

Conducir con una presión de los neumáticos inadecuada es como llevar un polizón peligroso en tu viaje que puede comportarse de varias formas, y ninguna de ellas es agradable.
Por ejemplo, un neumático con poca presión trabaja más de la cuenta y, además, lo hace mal. La superficie de contacto del neumático con el asfalto no es la óptima; los flancos se apoyan demasiado, mientras que el centro de la banda de rodadura no lo hace de forma efectiva.
Las consecuencias son que el roce aumenta y la goma se desgasta de forma desigual, sobre todo por los bordes. Esto significa que tus neumáticos envejecen mucho más rápido de lo que deberían, obligándote a cambiarlos antes de tiempo, lo que se convierte en un gasto innecesario.
Además, un neumático con baja presión ofrece una mayor resistencia a la rodadura, lo que obliga al motor a esforzarse más, y se traduce en un mayor consumo de combustible. En un viaje largo, esto puede suponer una diferencia significativa en tu presupuesto y también un incremento de las emisiones de CO2.
Además, aunque parezca contradictorio, la baja presión aumenta el calentamiento interno del neumático debido a la mayor flexión y fricción de los flancos. Un exceso de calor puede debilitar la estructura del neumático y, en el peor de los casos, provocar un reventón repentino a altas velocidades. Imagina eso en plena autovía…
Por otro lado, con unos neumáticos con una presión excesiva, la superficie de contacto con la carretera se reduce muchísimo, concentrándose el apoyo en la parte central de la banda de rodadura.
Al reducirse la superficie de contacto, el agarre del neumático sobre el asfalto disminuye. Esto afecta a la tracción, la capacidad de frenado y la estabilidad del vehículo, haciéndolo más propenso a derrapar en curvas o con el suelo mojado. Como la parte central es la que soporta toda la carga, esta zona se desgasta mucho más rápido que los laterales, acortando también la vida útil del neumático. Además, el neumático pierde su capacidad para absorber las irregularidades del terreno.
El riesgo de pinchazos y reventones también aumenta. Y no solo eso, la falta de absorción de impactos y la rigidez excesiva pueden trasladar las vibraciones y los golpes a la suspensión y otros elementos del sistema de dirección, acelerando su desgaste.
Una presión de los neumáticos adecuada, aliada en la carretera

Mantener la presión óptima en tus neumáticos ofrece ventajas que harán tu viaje más seguro, eficiente y placentero. Disfrutarás de una conducción más segura, con un agarre, estabilidad y capacidad de frenado óptimos. Esto te da un mayor control sobre el vehículo en cualquier situación, reduciendo el riesgo de accidentes.
Además, experimentarás una mayor durabilidad de los neumáticos, ya que el desgaste será uniforme en toda la banda de rodadura, prolongando su vida útil, lo que implica menos visitas al taller y menos gastos inesperados. Tu confort de marcha también mejorará, pues el neumático absorberá mejor las irregularidades de la carretera, haciendo que la conducción sea más suave y agradable. Y, por último, contribuirás al respeto al medio ambiente; al reducir el consumo de combustible, también disminuyen las emisiones de CO2 de tu vehículo.
Comprobar la presión es más fácil de lo que piensas

Comprobar la presión de los neumáticos es un proceso sencillo que no te llevará más de unos minutos y que deberías convertir en un hábito antes de cada viaje largo y, al menos, una vez al mes si conduces de forma regular.
La medición debe hacerse siempre con los neumáticos fríos. El calor generado por la fricción de la rodadura aumenta la presión interna del neumático, así que comprobar en caliente no será preciso. Si tienes que hacerlo en una gasolinera a la que has llegado conduciendo, te aconsejamos añadir 0,2 o 0,3 bares a la presión recomendada por el fabricante para compensar.
Para saber cuál es la presión de los neumáticos ideal, tu coche ya te lo dice. Busca una pegatina en el marco de la puerta del conductor, en la tapa del depósito de combustible o consulta el manual de usuario del vehículo. Allí encontrarás los valores de presión recomendados, que suelen variar un poco entre los neumáticos delanteros y traseros, y también en función de si el coche va vacío o cargado, algo muy común en los viajes de vacaciones.
Necesitarás una herramienta adecuada, como un manómetro o comprobador de presión. Si necesitas inflar, necesitarás también un compresor. Ambas herramientas suelen estar disponibles en las gasolineras.
Por cierto,cuando revises la presión de los neumáticos, no olvides la rueda de repuesto si tu coche la lleva, ¡también necesita estar a la presión correcta!
Un pequeño gesto que marca la diferencia

La presión de los neumáticos es un detalle pequeño que puede influir de forma muy directa en tus viajes. Antes de esas deseadas vacaciones, tómate unos minutos para revisar el calzado de tu coche. Es un hábito sencillo que te dará tranquilidad, te ahorrará problemas y te asegurará que cada kilómetro sea un placer, no una preocupación. Porque, al final, de lo que se trata es de llegar a tu destino sin sobresaltos, disfrutando del camino. ¡Buen viaje!