Algunos desguaces han presentado denuncias ante la Guardia Civil sobre una nueva oleada de estafas en las que los timadores se hacen pasar por centros autorizados para vender piezas que nunca llegan a los compradores. Y lo más preocupante es que se aprovechan de una falta de control en las propias aplicaciones para actuar con total impunidad, creando perfiles falsos que parecen fiables.
La benemérita ya está investigando la situación a través de su equipo ROCA, según indica AEDRA, la Asociación Española del Desguace y el Reciclaje del Automóvil.
2Dos víctimas, consumidores y desguaces
En esta trama no hay un único perjudicado. Por un lado, está el consumidor, el conductor que, en su búsqueda de un ahorro legítimo, acaba perdiendo una cantidad de dinero que puede ser muy importante. Estamos hablando de cifras que pueden superar los 500, 1.000 o más de 3.000 euros, dependiendo de la pieza. La frustración es enorme, no solo por la pérdida económica, sino también por la sensación de impotencia y el tiempo perdido.
Pero los desguaces cuya identidad ha sido suplantada también se ven afectados. Estas empresas, que trabajan cumpliendo con toda la normativa medioambiental y de seguridad, ven cómo su buen nombre se ve arrastrado por el fango sin que puedan hacer nada para evitarlo. De repente, empiezan a recibir llamadas de clientes enfadados que reclaman piezas que nunca han vendido o devoluciones de dinero de operaciones que jamás han realizado.
Esto les genera una crisis de reputación terrible. Tienen que gestionar las quejas de los estafados, dar explicaciones constantes y enfrentarse a reseñas negativas en internet de gente que, con toda la razón del mundo, se siente engañada por una empresa que creen que es la suya. Defender su inocencia y limpiar su imagen se convierte en una auténtica odisea que les cuesta tiempo, dinero y muchos quebraderos de cabeza.








