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Esta es la historia del Mercedes-Benz 500 E

El 500 E impresionó al mundo a comienzos de la década de los 90 por la excelente manera en que se supo combinar la comodidad de un turismo con las prestaciones de un deportivo.

Para celebrar la condición de clásico del 500 E, el Museo Porsche ha recibido dos miembros del equipo que formaron parte en su desarrollo y recordar aquellos momentos. Se trata de Michael Hölscher, Jefe de Desarrollo de Proyectos, y Michael Mönig, responsable del departamento de Desarrollo de Prototipos, los cuales guardan muy buenos recuerdos del 500 E.

Hölscher recuerda que el tema de los frenos suscitó grandes discusiones en la fase de desarrollo. Al final, se decidió un equipo más potente que el de cualquier modelo de la gama, para garantizar así unas detenciones óptimas y acordes a las circunstancias.

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Con su V8 de 326 CV (240 kW) y 470 Nm, y su caja de cambios automática de cuatro velocidades, el 500 E aceleraba de 0 a 100 km / h en solo 5,9 segundos, mientras su velocidad máxima estaba limitada electrónicamente a 250 km/h.

El proceso de producción duraba 18 días

A pocos metros del Museo Porsche, se encuentra el antiguo edificio Reutter, en Zuffenhausen, donde se empezaron a fabricar las carrocerías en 1990. Este lugar había estado en desuso hasta ese momento y ofrecía el espacio necesario para la línea de ensamblaje que requería el 500 E.

Mercedes-Benz enviaba componentes de carrocería de Sindelfingen a Zuffenhausen. En la Nave 2, el equipo de Porsche los ensamblaba junto con otras piezas de fabricación interna. Luego, las carrocerías ya completas volvían a Sindelfingen, donde se pintaban. Finalmente, los coches se enviaban a Rössle Bau, en Zuffenhausen, donde tenía lugar el montaje final y la instalación del motor. El proceso de producción duraba 18 días y cada 500 E hacía el viaje de Zuffenhausen a Sindelfingen dos veces.

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Recuerda Hölscher, que, al principio, se producían diez vehículos al día; debido a la demanda, pronto tuvo que aumentar a 20; fue un verdadero éxito.

Colaboración entre Daimier- Benz y Porsche

A finales de la década de 1980, Daimler-Benz AG contrató a Porsche como proveedor de servicios de desarrollo, la sección que hoy se conoce como Porsche Engineering, porque su propia línea de producción para la serie W 124 en Sindelfingen era demasiado pequeña.

Por otro lado, era inviable la fabricación de la carrocería ensanchada del E 500 en las instalaciones de Daimier- Benz. La idea era crear un automóvil que, a simple vista, pareciera un W 124, pero que al mismo tiempo se convirtiera en un referente entre las berlinas de altas prestaciones. Su carrocería era 56 milímetros más ancha y 23 más baja que la de cualquier otro modelo de la gama.

Mönig, joven ingeniero en aquellos años, y sus colegas crearon los primeros prototipos de catorce 500 E de forma artesanal. La producción de vehículos de demostración ayudó a Mercedes-Benz a tomar la decisión de pasar a la producción en serie.