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Por qué las marcas han tenido que inventar ‘segundas marcas’ para vender sus coches eléctricos

La electrificación está provocando más problemas de los previstos a los fabricantes. En este caso los fabricantes generalistas europeos se encuentran con constantes dificultades en el proceso de la electrificación.

Electrificación, la tecnología

Por un lado el más obvio, el tecnológico, ha resultado ser al final el más sencillo de solventar. Inversiones ingentes de dinero les han permitido ponerse al día en materia tecnológica, y avanzar en solo un par de años lo que tenían previsto para una década. Los fabricantes de automóviles se han saltado varias fases en materia de motores.

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Han abandonado casi por completo los propulsores tradicionales de combustión obligados por las normativa de emisiones y los han sustituido por motores eléctricos y grandes baterías. Un cambio que parece sencillo pero que ha obligado a reinventar el negocio del automóvil de arriba abajo.

Nueva tecnología, nuevos proveedores

Para empezar los proveedores tienen poco o nada que ver con los que usaban antes para los motores. Ahora los proveedores son fabricantes de baterías, la gran mayoría asiáticos, que tiene todo el pescado vendido para los próximos años ante la alta demanda existente de este tipo de componentes.

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Polestar 3


Por otro lado los propios automóviles han tenido que sustituir las antiguas plataformas, pensadas para automóviles con motor de combustión, por otras que permitan la utilización de motores eléctricos. No tiene nada que ves la estructura interior de un coche pensado para albergar un motor eléctrico con otro de combustión. Para empezar desaparecen elementos como la caja de cambios, y la batería necesita un amplio espacio longitudinal para su ubicación, normalmente va en el suelo del propio coche, lo que sirve para bajar el centro de gravedad del vehículo.

Electrificación, nuevas fábricas

Lógicamente los fabricante han tenido que dar la vuelta por completo a sus fábricas, las líneas de montaje han prescindido de la zona de motores que antes era realmente importante. Ahora el coche es mucho más sencillo de montar pues casi los únicos elementos mecánicos son las baterías y los motores, y ambos viene prácticamente encapsulados.

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Una vez solventados todos estos problemas técnicos se han encontrado con una dificultad añadida que nadie esperaba y que resulta mucho más importante que todas las demás. Nos referimos al marketing y a la manera cómo los compradores han recibido a los coches eléctricos.
Marcas como Tesla han tomado la iniciativa a los fabricantes tradicionales de coches en materia tecnológica, lo que parece tener difícil solución. Los estudios de mercado dicen que los compradores de coches eléctricos no confían en los fabricantes tradicionales de coches con motores de combustión.

Cuestión de reputación

Estas marcas tiene una fuerte reputación en coches convencionales y así se mantienen. Pero los compradores no se fían de ellos a la hora de hablar de coches eléctricos, pues los consideran novatos en esta materia frente a las firmas asiáticas con años de tradición en este tipo de mecánicas.

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Por ello que los fabricantes europeos han optado por dos soluciones. Los hay que han elegido mantenerse en este camino y tratar de vender coches eléctricos bajo su denominación actual mientras que otros han optado por la creación de una segunda marca o incluso una tercera para los coches 100% eléctricos.
La idea es que sea una solución temporal para posteriormente volver a integrarlas. En el caso de Ford nos encontramos con Ford Blue y Ford Model e, en el caso de Renault se ha dividido en cinco divisiones en las que la eléctrica se llama Ampere, mientras que Volvo ha dado origen a Polestar y Lynk & CO y otras marcas más cercanas como Seat hacen lo propio con Cupra.