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El Rolls-Royce Cullinan recibe su primera actualización: Cullinan Series II

Seis años después de su lanzamiento, el Rolls-Royce Cullinan reciba una puesta al día, que cambia su denominación a Cullinan Series II. Este SUV, el primero en la historia de la firma británica, se ha convertido además en su modelo más vendido, de ahí la importancia de mantenerlo actualizado. Comparte gama con el Ghost, la berlina más ‘pequeña’ (mide 5,55 metros y 5,72 m en la versión LWB) y el Phantom (5,84 metros y 6,09 metros, respectivamente). Los tres están creados sobre la misma plataforma, conocida como Architecture of Luxury.

El Cullinan es sin duda el rey de los SUV en lo que a lujo se refiere, por encima de posibles alternativas como el Bentley Bentayga LWB o el Range Rover LWB, quizá los únicos que pueden compararse, al menos en Europa, al modelo del fabricante de Goodwood. Todo en él trasciende lo establecido; sin ir más lejos, es uno de los pocos coches que puede equipar llantas de 23 pulgadas, en el caso de la versión Black Badge. Y aún ha habido preparadores que han ido más allá…

Centrándonos en la actualización en sí, lo cierto es que no vas a encontrar cambios radicales en el Cullinan Series II. Desde el punto de vista mecánico es una noticia genial, pues significa que de momento continua el bloque 6.7 V12 biturbo que genera 570 CV en la versión estándar y 600 CV en el Black Badge.

Rolls-Royce Cullinan Series II

El Cullinan Series II se adapta a los nuevos gustos de sus clientes

En el frontal es donde más se aprecian las modificaciones estéticas, con unos faros más estrechos y una nueva forma lumínica de la luz de conducción diurna (según la marca, inspirada de los rascacielos), así como un paragolpes totalmente renovado. No obstante, el cambio más importante es la introducción de una parrilla retroiluminada por primera vez.

Según los estudios internos de Rolls-Royce, la llegada del Cullinan ha supuesto un cambio de paradigma en la marca, pues por primera vez la mayoría de clientes optan por conducir ellos mismos el coche en vez de usar un chófer, como ha sido tradición. No menos llamativa es la bajada de la edad media de los compradores, que ha pasado de 56 años a sólo 43 años. Además, suelen pasar mucho tiempo circulando por ciudad.

En el habitáculo, se han agregado decoración y detalles innovadores. El cambio más sustancial en la geometría del automóvil es el panel de vidrio de pilar a pilar en la parte superior del tablero, un elemento de diseño elegante y versátil que pone en escena la artesanía tanto digital como física.

Rolls Royce Cullinan SII 6 Motor16

El panel del grupo de indicadores frente al conductor y la nueva pantalla de información central permanentemente visible en la zona central están rediseñados para formar un escenario para el avanzado sistema operativo SPIRIT. Esta interfaz digital se introdujo por primera vez en el Spectre totalmente eléctrico y por primera vez se aplica en un Rolls-Royce con motor V12.

También presenta oportunidades para que la personalización Bespoke se extienda desde el mundo físico al digital: los clientes pueden personalizar el color de los diales de los instrumentos para complementar la paleta interior o el acabado exterior del automóvil. Por otro lado, el sistema SPIRIT también integra Whispers, la aplicación para miembros privados de Rolls-Royce. Los clientes pueden enviar destinos directamente a su automóvil, ver la ubicación de Cullinan de forma remota y administrar el bloqueo del vehículo a través de la aplicación.

También en el Black Badge

La mayoría de los cambios importantes introducidos por el Cullinan Serie II también se aplican al renovado Black Badge, la submarca que Rolls llama su ‘alter ego disruptivo’. A esa personalidad contribuyen una parrilla, Spirit of Ecstasy y, por primera vez, molduras de ventanillas acabadas en negro en vez de cromado. El paragolpes trasero y la moldura del portón trasero, además de los tubos de escape, están acabados en cromo negro con efecto espejo y las llantas tienen 23 pulgadas de diámetro.

En el interior, hay el mismo panel de tablero digital, pero el Spirit of Ecstasy está acabado en color negro en vez de cromado y el interior está adornado con molduras de carbono cuyas 23 piezas requieren seis capas de laca y 21 días en total para producirse. Y si bien el Black Badge no para nada un vehículo para ir a marcas tiempos a Nürburgring, sí hace más concesiones a la conducción deportiva en forma de una calibración más agresiva del acelerador y la transmisión y un recorrido más corto del pedal del freno.