Tras dos años de producción y menos de 900 unidades hechas, Aston Martin retiraba del mercado su DB5 en 1965. Ahora, el fabricante británico ha retomado la fabricación de los mismos en una serie limitada y bajo el nombre de DB5 Goldfinger Continuation.
Este se hace en colaboración con la productora de las películas de James Bond y cada uno lleva alrededor de 4.500 horas de trabajo y su precio empieza en los 2,75 millones de libras (3.051.035 euros). Además, su producción se limita a tan solo 25 unidades, lo que lo hace uno de los más raros y excitantes 'juguetes' con los que poder hacerse en la actualidad.
Armas y artimañas
El DB5 Goldfinger Continuation es un reflejo del coche que condujo en aquella película el espía del MI6 e incluye todos aquellas armas o artimañas que escondía el modelo de la gran pantalla. La nube de humo disuasoria, un sistema para tirar aceite y convertir en una pista de patinaje el asfalto a su paso, placas de matrícula triples, doble ametralladora frontal, escudo trasero antibalas o un sistema para pinchar las ruedas de los oponentes. Todos ellos son elementos de ficción y no funcionan realmente, como es de entender.
Cada una de las 25 unidades está pintada en color Plateado Birch, como el original, y cuentan con un motor atmosférico de 4 litros y seis cilindros en línea que produce cerca de los 300 caballos. Este se acopla a una caja de cambios manual de 5 velocidades que envía la potencia al eje trasero. Además de esto, el coche viene equipado con distintos elementos modernos como frenos de disco o un diferencial de deslizamiento mecánico.
La entrega de los primeros coches será en la segunda mitad del año.