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miércoles, 16 julio 2025

La DGT vigila esta acción común al volante: Cuidado si no quieres llevarte una multa

La DGT se mantiene siempre alerta a todo tipo de acciones peligrosas al volante, y algunas de ellas son tan comunes que pensamos que no son sancionables. Llevas un par de horas en la carretera, quizás volviendo a casa después de un largo día de trabajo o en pleno viaje de fin de semana. El estómago empieza a rugir y recuerdas que en el asiento del copiloto tienes ese sándwich que te preparaste justo para este momento. Lo coges, desenvuelves el papel con una mano mientras con la otra sujetas el volante y le das el primer bocado. Un gesto inofensivo, ¿verdad? Millones de conductores lo hacen.

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Sin embargo, lo que parece un acto sin importancia podría suponer una multa. La Dirección General de Tráfico no tiene un radar para detectar bocadillos, pero los agentes tienen los ojos bien abiertos y sancionar esta práctica es mucho más común de lo que crees. Sigue leyendo y descubre qué dice la normativa al respecto sobre esta costumbre tan cotidiana.

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La DGT explica: la clave está en la distracción

Fuente: Agencias

Para entender por qué te pueden multar, tenemos que fijarnos en dos artículos del Reglamento General de Circulación, lo suficientemente amplios como para abarcar un sinfín de situaciones que, sin estar prohibidas de forma específica, suponen un riesgo evidente.

El primero es el artículo 18.1. Este precepto es fundamental y dice que «el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía». Al leerlo con atención, es fácil entender cómo comer al volante choca con esta obligación. Para coger una botella de agua, necesitas una mano. Para abrirla, a menudo las dos. Para desenvolver un sándwich, apartas la vista de la carretera.

Cada uno de estos gestos, por breve que sea, incumple la norma porque reduce tu libertad de movimientos y, sobre todo, te roba segundos vitales de atención a lo que ocurre en el asfalto.

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El segundo es el artículo 17.1, que refuerza la idea anterior al señalar que «los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos«. Imagina que se te cae un poco de café caliente en el pantalón o que un trozo de la manzana que muerdes resbala y cae bajo los pedales. Tu reacción instintiva será apartar la vista, agacharte o hacer un movimiento brusco, perdiendo por completo el control del coche. Ese es el riesgo que la ley quiere evitar.

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