Con la inminente obligación de las luces V16 como sustitutas de los triángulos de emergencia, ha surgido una situación inesperada que la DGT no había contemplado: el impacto de estas balizas luminosas en la salud ocular de los conductores.
¿Cómo es que un elemento tan pequeño y en principio tan útil como la luz V16 está generando un debate? Cuáles son sus posibles efectos secundarios y cómo te puede afectar al encenderla o al encontrarte con una en la carretera?
1Un paso adelante en seguridad, con matices

Desde el 1 de julio de 2023, la DGT anunció un cambio significativo en los métodos de señalización de vehículos detenidos en carretera. Los triángulos de emergencia tienen los días contados, y a partir del 1 de enero de 2026 su uso en España será sustituido de forma definitiva por la luz de emergencia V16 conectada, un dispositivo que promete mayor seguridad y facilidad de uso.
Este pequeño dispositivo se puede colocar en el techo del coche sin necesidad de salir del habitáculo, lo que reduce el riesgo de atropello en caso de avería o accidente. Su luz, visible a un kilómetro de distancia en 360 grados, alerta a los demás conductores de tu presencia de forma inmediata. Es una solución práctica y moderna, diseñada para esos momentos de tensión en los que cada segundo cuenta.
Pero, como se está empezando a comprobar, parece que todo esto no es tan sencillo como le pareció a la DGT en un principio. Esta innovación, que a priori solo trae ventajas, esconde un problema potencial que ha empezado a encender las alarmas entre expertos y, por extensión, entre los propios conductores.