La Dirección General de Tráfico (DGT) lleva años trabajando en campañas de concienciación para reducir el número de víctimas en carretera. Una de las causas más comunes de siniestralidad sigue siendo el alcohol, incluso en pequeñas cantidades. Aunque a simple vista pueda parecer que la solución más lógica sea aplicar una tasa 0,0 de alcoholemia para todos los conductores, la realidad es más compleja. Y precisamente por eso, la DGT ha optado por mantener una pequeña tolerancia, justificándola por razones tanto legales como técnicas. Porque a veces, incluso lo que parece más seguro sobre el papel, puede generar consecuencias no deseadas en la práctica.
En lugar de aplicar una política de tolerancia cero absoluta, la DGT ha fijado el límite en 0,1 mg/l de aire espirado (equivalente a 0,2 g/l en sangre) para la mayoría de los conductores, y con límites más estrictos para noveles y profesionales. ¿Por qué no directamente 0,0? Vamos a ver los motivos que justifican esta decisión y cómo afecta realmente a la seguridad vial.
4Compromiso moral y coherencia institucional
Más allá de las cifras y la normativa, la postura de la DGT también responde a un compromiso ético. Según su director general, Pere Navarro, reducir la tasa de alcoholemia es una cuestión de respeto hacia las víctimas y sus familias, muchas de las cuales han perdido a seres queridos en accidentes donde el alcohol estaba presente.
En palabras del propio Navarro: “Reducir la tasa de alcohol al volante es un compromiso moral con quienes perdieron la vida en la carretera”. La DGT busca coherencia entre lo que predica en sus campañas de seguridad vial y lo que refleja en sus normativas. De ahí que se insista en que el único mensaje aceptable es: si vas a conducir, no bebas nada.