Vamos a la gasolinera, cogemos la manguera, llenamos el depósito y seguimos nuestro camino. El acto de repostar es sencillo y rutinario, ¿verdad? Sin embargo, muchos conductores desconocen que un pequeño descuido o una práctica equivocada en ese momento puede convertirse en una avería costosa para el coche.
En España, a pesar del auge de los eléctricos, los motores de combustión aún dominan las carreteras. Las estaciones de servicio son escenario habitual de colas, sobre todo en verano, cuando los desplazamientos se multiplican. Y en medio de esa rutina, muchos olvidan que repostar no es solo llenar el depósito: es hacerlo de forma correcta y responsable.
1Un gesto cotidiano que esconde riesgos

Repostar el coche es un hábito tan integrado en nuestra vida que pocas veces nos paramos a pensar en sus consecuencias. Sin embargo, cometer un error durante este proceso puede salir muy caro. Desde llenar el depósito hasta arriba a la fuerza, hasta confundir gasolina con diésel, las equivocaciones son más comunes de lo que pensamos.
El problema está en que estos fallos no se quedan en simple anécdota: pueden provocar averías graves, dañar componentes delicados y, en algunos casos, dejar el vehículo fuera de servicio. Un gesto inocente o por ahorrar unos céntimos en la gasolinera puede acabar en una factura de cientos o miles de euros en el taller.